El concejal de Servicios Públicos de Santa Cruz, Dámaso Arteaga, se comprometió ayer con una comisión de taxistas elegidos entre los cientos de profesionales que se manifestaron por las calles de la ciudad a establecer un modelo de votación libre y directa con base en el lema "una licencia, un voto" para el futuro del sector. Será tanto para definir el borrador del Reglamento que regulará la Mesa del Taxi como, posteriormente, la representatividad en ese órgano, surgido de la ordenanza municipal aprobada en diciembre del año pasado y cuestionado por la denominada Plataforma 30-M emanada de la asamblea celebrada a finales de marzo y organizadora de una manifestación respondida de manera multitudinaria. Arteaga lidió el encuentro, por momentos tenso, con el grupo elegido en la misma puerta de la Gerencia de Urbanismo. Ocho "taxistas sin piedad" (siete hombres y una mujer) que acabaron aplaudiendo y abrazando a Arteaga.

Después de que la marcha recorriera a pie la distancia que separa el Parque Marítimo del edificio municipal en el número 40 de la avenida Tres de Mayo, Miguel Ojeda, portavoz de la plataforma, conminó a Arteaga a bajar y hablar con los concentrados en la puerta o bien a reunirse con una representación. Tras unos momentos de duda, el concejal accedió a lo segundo. Con luz y taquígrafos; o sea, con la prensa delante.

El edil lo tenía complicado a priori pero salió airoso tras casi una hora de discusión y debate. Mantuvo siempre que hay que cumplir la ley, o sea, la ordenanza vigente, aunque la otra parte exigió suprimir el artículo 36 que define la representatividad de la Mesa del Taxi nombrada hace unos meses después de incluir a quienes supuestamente cuentan con el mínimo de un 10% de las licencias (898). Arteaga aseguró que los técnicos están en proceso de comprobar si esa representatividad es cierta.

Arteaga defendió las "bondades" de su gestión en estos tres años y medio. Así, reivindicó el "apoyo decidido" al sector con medidas como el día de parada, la tarifa única, que equipara la 1 con la 3, o el rescate de licencias, que "a través de una línea única en Canarias se han reducido en 240 los últimos cinco años" y pretende dejarlas en 825 el próximo verano.

Pero el quid de la cuestión era un reglamento que Arteaga insistió en incluir en el marco de una ordenanza que "da cobertura legal" y recoge la creación de una Mesa del Taxi. Pero, ¿qué Mesa del Taxi?

La clave del acuerdo fue resolver la fórmula "del huevo o la gallina"; es decir, votación antes de hacer el borrador del Reglamento o después. Solución: en los dos casos porque Dámaso "sacó de la chistera" dos frases que repitió ante el asombro e incredulidad de la otra parte: "Garantizo que los taxistas en votación individual podrán elegir a sus representantes en la Mesa del Taxi" y "someteremos el reglamento que salga de la mesa (en 45 días porque "nuestra economía se desangra a diario") a la aprobación de todos los taxistas en una votación vinculante". Mano de santo. El "odiado" Dámaso pasó a ser aclamado y felicitado por todos.

Arteaga terminó bajando a la calle para explicar el acuerdo a través del mismo megáfono que antes pedía insistentemente su cabeza. Algún abucheo inicial de los más incrédulos dio paso al aplauso y los gritos de apoyo. Todo fueron parabienes y abrazos a Arteaga, incluido un apretón de manos de Ojeda para sellar el pacto.

La intensa MAÑANA, EN IMÁGENES

Dos kilómetros y casi tres horas después...

La "marcha del taxi" comenzó entre pancartas y consignas en el aparcamiento del Parque Marítimo (1). Cientos de personas -350, según la Policía, y más de 500 para los organizadores- enfilaron Tres de Mayo arriba (2). Tras casi una hora de reunión (3), el concejal explicó a los concentrados el acuerdo alcanzado (4)./ el día