Que cada vez más personas viven en soledad como alternativa a la pareja es un hecho constatado si analizamos datos del Instituto Nacional de Estadística, siendo en España seis millones y medio las personas que viven solas. Y lo hacen porque sus circunstancias culturales o económicas les obliga a ello o porque consideran imposible una relación estable satisfactoria, pero también por propia voluntad, de tal forma que ya el 25% de los hogares están ocupados por una sola persona, el 30,5% por dos, tres en el 21%, cuatro en el 17,7%, y solo en el 5,8% de las viviendas viven cinco o más. Una tendencia mundial más pronunciada en el mundo occidental, de tal forma que, según Euromonitor Internacional, en 1996 el número de personas que vivían solas en el mundo era de 153 millones, pasando a 277 en 2011, y hoy, en Japón, en el 31,5% de los hogares vive una sola persona, con circunstancias parecidas en Estados Unidos, Francia, India, Brasil y China, por ejemplo. Los primeros puestos en el mundo los ocupan Suecia, donde el 47% de las personas viven solas, y Dinamarca con el 40%.

Resulta habitual en cafeterías y lugares públicos ver clientes solitarios ensimismados con sus tabletas o móviles, fenómeno que también se da en el hogar, de tal forma que la tecnología y las redes sociales están facilitando el fenómeno de "estar solo sin sentirse solo", o "vivir solo no siempre es sinónimo de estar solo", por lo que la sociedad está desarrollando respuestas a las necesidades de los singles, hombres y mujeres que no viven en pareja estable ni comprometida, en muchos casos porque el mercado laboral les obliga a estar "libres" y "disponibles" para encontrar el trabajo que sea y donde sea, quedándose solteros el doble de hombres que mujeres como una opción de vida, y en muchos casos encontrar trabajo se ha vuelto tan difícil que puede condicionar la convivencia en compañía o incluso obligar a renunciar a ella, además de que cada vez las personas esperan más para casarse, siendo una señal de poder el vivir solo porque al no compartir gastos resulta más costoso.

En cuanto a la condición de separado o divorciado, son más los varones que viven solos que las mujeres, entre otras causas porque la tendencia social es la preferencia de los hijos por quedarse a vivir con sus madres. El caso de la viudedad es diferente, y de hecho viven solas en hogares tres veces más mujeres que hombres, dado que no solo la esperanza de vida de la mujer es mayor, sino porque el viudo intenta rehacer una vida de pareja con más interés que la viuda. En cualquier caso, el tópico de que la felicidad solo se encuentra en la relación de pareja está cambiando mucho en el sentido de que cada vez más se recurre a otras alternativas.

Los singles están modificando las relaciones sociales y económicas, surgiendo empresas que proporcionan encuentros entre ellos, bien por internet o físicamente, ofreciendo viajes y actividades lúdicas, deportivas o culturales comunes, que, sin que sea el ligue el objetivo principal, pueden crear parejas transitorias que acaben en estables si las exigencias en aumento de los singles son satisfechas y surge la necesaria empatía. Ya se ofrecen viajes para madres solteras, e incluso de singles acompañados de sus hijos para facilitar el encuentro entre ellos. El problema surge cuando la soledad ya no es voluntaria o llegan momentos de angustia al sentirse aislados y no haber conseguido uno de los objetivos que la sociedad señala como importante, construir una familia, lo que puede perjudicar la salud y afectar al equilibrio emocional y sistema inmunológico, impidiendo un desarrollo personal equilibrado, tal como hace unos años, el 23 de agosto de 2009, comenté en EL DÍA en el artículo "Peligrosa depresión".

Vivir solos contra su voluntad no solo es un riesgo para la salud física, también para la mental, con un 80% más de probabilidades de sufrir depresión que aquellos que viven en el seno de una familia o acompañados, según diversos estudios que demuestran que el consumo de ansiolíticos y antidepresivos es mucho mayor en quienes viven solos que acompañados.

@JVGBethencourt

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