Hoy no es un día más para David Cánovas. El director santacrucero "vuelve" a casa para hacer realidad un sueño que se inició hace 26 años. La premier de "La punta del iceberg" en el cine Víctor de esta capital supone la confirmación de que, a veces, las cosas pasan... "Estoy expectante, inseguro, nervioso y todo lo que de una forma u otra esté conectado con un deseo que si me toca con 25 años me da algo... Estos días me he dado cuenta de que ser director de cine es algo muy complicado", precisa en una conferencia que une el Madrid que lo moldeó como realizador con su terruño.

¿Cómo está viviendo las vísperas de su estreno como director de un largometraje?

Hay de todo un poco... Angustia, emoción, expectación. Soy de esos que se ahogan en un vaso de agua, pero en esta situación es muy difícil controlar los sentimientos. El otro día vi una guagua en Madrid con publicidad de mi película y me dio un vuelco el corazón... Eso significa que la ilusión sigue intacta. Iba en un taxi que acababa de coger en la estación del AVE y la guagua pasó a mi lado con publicidad de "La punta del icerberg" en un lateral y en la parte trasera... Sin quererlo me acordé del chico que llegó a esta ciudad con 18 años porque quería ser director de cine.

¿Ha valido la pena?

Sí, rotundamente sí. ¿Sabe una cosa? (silencio)... Estos días me he dado cuenta de que ser director de cine es algo muy complicado. Hay cosas que todavía no había tenido la oportunidad de experimentar que me han enseñado otros ángulos de esta profesión.

¿A qué se refiere?

Estos días vivo en una burbuja que me ha alejado de mi vida real. Sé que todo esto forma parte del oficio, pero ya estoy deseando recuperar esa tranquilidad.

Usted tuvo un arranque efervescente, con la nominación a un Goya en 2005, y otros momentos donde no terminaba de hacer realidad su gran sueño. ¿En algún instante pensó en rendirse?

La pregunta es si pensé tirar la toalla, ¿no? Ya casi había tirado la toalla cuando apareció la idea de esta película. Psicológicamente lo había hecho, pero me llamó José Amaro y me contó: "David, acabó de leer una obra que tiene muchas posibilidades de convertirse en una película". Eso ocurrió en 2013 y de alguna manera yo me había preparado para hacer algo de guerrilla. En aquel momento no tenía nada mejor entre manos y nos volcamos en levantar un proyecto que inicialmente tampoco estaba claro que fuera a salir.

Esto es como pasar del relato a la novela o del corto al largometraje. El escritor o director no se consagra hasta que no llega una obra mayor, ¿no?

El escritor es escritor y el director es director desde el principio, pero es verdad que necesita de un reto mayor. El cortometraje es un género complicado por la enorme complejidad que existe para darle una coherencia a una historia que dura unos minutos: la parte narrativa y la interpretativa deben ser una unidad. No tengo claro si habrá una segunda película, pero a los 44 años he hecho realidad algo que soñaba desde los 18, o incluso antes.

¿Pero ya hay un segundo proyecto que suena como futurible?

Eso es algo que el otro día se le escapó a un periodista, pero que no depende de mí. Es Tornasol la que tendrá que buscar los medios y las posibilidades para adaptar al cine la novela "Las flores no sangran", de Alexis Ravelo.

¿Esa es una apuesta algo más oscura?

Sí que lo es, pero también me apetece experimentar sensaciones nuevas.

¿Qué espera de los compañeros de la profesión, de los críticos, del público...?

No creo que me conozcan (dice en relación a otros directores)... No les tengo miedo a las críticas, pero los espectadores sí que me imponen un gran respeto. No sé si es una estrategia acertada o no, pero cada fotograma está grabado pensando en ellos.

¿Y reconoce el producto final?

El otro día volví a ver la película en Málaga... Me habían dicho que lo iba a pasar mal, pero no pensé que fuera para tanto. Los nervios se incrementaban con cada secuencia e internamente solo pensaba: ¡Ay dios, qué viene ahora! Sí. Hemos sido fieles al 98% de la idea original. Sí, reconozco mi película...

"La punta del iceberg" es una evolución de una dramaturgia de Toni Tabares. Una cebolla es una cebolla por muchas capas que se le quiten, ¿pero se aprecia ese núcleo primigenio en su filme?

Estoy deseando conocer la opinión de Toni. Quiero saber su parecer sobre lo que hemos hecho con Sofía antes de acceder al tecnocentro y cuando se va de él.