En el corazón de Los Cristianos, donde están los árboles genealógicos de sus primeros habitantes como símbolo de identidad, la iglesia de "los playeros" fue ayer, más que nunca, templo de ejemplar convivencia y respeto entre culturas y religiones. El pueblo de la pesca, el turismo y la construcción no se concibe sin esos fundadores, pero tampoco sin esas otras gentes llegadas de casi todo el planeta para disfrutar de su clima, trabajar o hacer riqueza. Y el recuerdo a las víctimas mortales del colapso del edificio del número 12 de la calle Amalia Alayón no rompió esa trayectoria de décadas de pluralidad cultural y complementariedad.

Muy emotivo fue comprobar que ante Nuestra Señora del Carmen, el obispo de la Diócesis Nivariense, el imán de Canarias y el de Los Cristianos, así como los pastores luteranos de las iglesias sueca y noruega de la localidad costera expresaron en diferentes lenguas, pero con un mismo mensaje de fe en Dios o Alá, sus condolencias a los familiares y la esperanza de una vida mejor.

Todos, desde las mujeres y hombres sentados en la última fila, hasta las principales autoridades locales o los diplomáticos, valoraron muy positivamente el sentimiento de respeto y diversidad cultural del evento.

Bien es verdad que, como cabía esperar, la inmensa mayoría de los asistentes eran católicos de la comunidad local. En el interior del templo había pocos ciudadanos originarios de países nórdicos. Y en la nave central sí hubo varias bancadas llenas de musulmanes, familiares y amigos de Hicham, el marroquí que perdió a su esposa en la tragedia. Dentro de la iglesia había pocos iqab (pañuelo que cubre la cabeza de las mujeres musulmanas), aunque sí un par de decenas de hombres de esa confesión.

Muy pocos asientos quedaron vacíos en los bancos situados en la parte alta de los laterales de la nave central. Y en la planta baja, el lleno fue absoluto.

Y las sillas situadas en la plaza para seguir la ceremonia a través de una pantalla gigante también se llenaron.

Muchos políticos, de todas las administraciones, del pasado y del presente. Las mencionadas autoridades llenaron la mitad de la nave central. Estuvieron encabezados por el alcalde, José Julián Mena; el presidente canario, Fernando Clavijo; su homólogo en el Cabildo, Carlos Alonso, así como la presidenta del Parlamento autonómico, Carolina Darias, junto a decenas de alcaldes, concejales, diputados o consejeros. Y muchos representantes de los servicios de seguridad y emergencias que ayudaron tras el trágico episodio de hace dos semanas.

La cónsul de Finlandia en Canarias, Maritta Kettunen, acudió por el fallecimiento del finés Marku. "Me parece maravilloso; estamos asombrados y ha sido muy bien organizado", manifestó.

Silvio Pellizari, cónsul de Italia, valoró "muy positivamente" que todas las comunidades participen en este "triste acto".

Ana Carolina, vecina de Los Cristianos y natural de Venezuela, recordó ayer que la tragedia del edificio Julián José "fue algo que nos tocó a todos; pues murió gente con la que coincidíamos en la vida diaria". Ayer acudió a la ceremonia "para unirme en el sentimiento a los familiares" de las víctimas. Le pareció "muy bonito que las religiones, en nombre de las que se causan tantas tragedias", ayer "estaban unidas" por un triste suceso que golpeó al pueblo.

Desde el vecino municipio de Adeje llegaron Rosi y una de sus hermanas, como un gesto de apoyo y solidaridad con las familias de las víctimas.

La vecina de Los Cristianos Marta Melo (exconcejal de Arona) valoró muy positivamente que se pueda honrar a los fallecidos otorgando valor a su fe.

El punto crítico lo expuso Estela, una vecina que reside cerca del lugar de la tragedia, que lamentó la excesiva presencia de políticos. Opinó que pensaba que el evento tenía que tener un carácter más popular y que las autoridades debían haber ocupado un segundo plano.

El obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, aseguró que "en la adversidad se pone de manifiesto lo mejor de nosotros mismos y eso ha ocurrido en Los Cristianos". Señaló que, por encima de etnias, culturas o países, "todos somos aceptados por Dios".

Álvarez indicó que estos acontecimientos nos recuerdan que "nuestra vida tiene un inicio y un final", así como que "la vida es un proyecto existencial en busca de la felicidad"; antes de preguntar, "¿pero cuál es la meta?". Respondió minutos después que "el final del camino es encontrarnos con Dios". Previamente evocó el himno militar "La muerte no es el final", cantado por militares y guardias civiles al recordar a sus fallecidos.

Tijani El Bouji, imán de Canarias, afirmó en español que las familias de las víctimas "necesitan palabras de corazón a corazón y para eso nada mejor que la palabra de Alá". Ante todos los presentes, dijo que desde la Federación Islámica "compartimos el dolor y damos el sentido pésame" al entorno de los muertos en el derrumbe. También agradeció la labor del Ayuntamiento de Arona tras la tragedia y valoró el esfuerzo que se hizo para celebrar ayer el acto de "convivencia". Tras él, la lectura de versículos del Corán trasladó a los presentes a los mensajes y sonidos de una mezquita.

El decano de los jueces de Arona, Nelson Díaz Frías, señaló que "me pareció positivamente asombroso el acto, así como la respuesta de las autoridades y de los ciudadanos". Añadió que fue "emotiva" la presencia de representantes de diferentes confesiones en honor a los desaparecidos el 14 de abril.

Tras la ceremonia, El Bouji comentó que el acto fue "muy impactante e interesante, a la vez que transmite un mensaje de paz y convivencia que necesitamos en estos momentos".