El jesuita Francisco Villén se presentó en Canarias a principios de la década de los 60 del siglo pasado con una idea "descabellada": formar a los isleños a través de la radio. Te quedabas en casa y por medio de las ondas aprendías lo básico: alfabetización. Pocos confiaron (al principio) en aquella idea. Y era lógico: nadie lo hacía en Europa, aunque en realidad sí había un precedente: la emisora Sutatenza lo había puesto en marcha, a su manera, en Colombia.

"Desde las cumbres del monte Constantino...". La voz y el empuje de Maru Albujar se escuchó en Canarias. Radio ECCA emitía su primera clase. Lo demás, el resto de la historia, es conocido por el lector: decenas de miles de personas con su aparato de radio como aliado, maestros aprendiendo a trasladar su mensaje de una manera diferente, la consolidación del proyecto, los premios...

La Palma, a través del Cabildo, concedió ayer la Medalla de Oro a Radio ECCA. ¿Por qué?, por todo. Un dato: en la Isla lleva 36 años elevando la formación de generaciones de palmeros, que se dice fácil, y, también, porque escucharla "no solo se hace por la obtención de un título formativo sino en muchas ocasiones por el placer de aprender, de conectar con otras realidades, de complementar la formación de la que uno ya dispone", tal y como subrayó el presidente insular, Anselmo Pestana, quien recordó la ampliación de estudios que ha ido incorporando esta iniciativa.

El premio lo recogió el jesuita Lucas López, director de Radio ECCA, quien reflexionó acerca de aquellos que pertenecieron al proyecto, también a los que ahora están inmersos en su defensa, para darse cuenta de que "formamos parte de algo extraordinario, de una historia buena, de una historia de bien (...), de una historia de servicio de lo público, al bien común, a lo de todas y todos; una historia en la que nos sentimos felices como canarios, palmeros, hombres y mujeres, algo bueno que ha nacido en nuestras Islas y que ha ayudado a cambiar tantas vidas".

Lucas López, que con la palabra trasmite pasión sin esforzarse, defendió sin matices que el objetivo de este proyecto que se cuela en miles de viviendas "no es solo formar a personas empleables, que es muy importante, sino sobre todo formar a personas". Y no le falta razón.