El descaro, en ocasiones, es tal, que algunos vecinos ya las han renombrado como "las calles del desahogo". Las calles La Palma, Doctor Allart y Nicolás Estébanez, puntos de acceso a una de las principales zonas de ocio de la ciudad, el eje El Clavel-La Noria, se han convertido en el objetivo de los incívicos, que lo mismo hacen sus deposiciones que dejan constancia de su presencia en forma de grafitis.

El hartazgo ha llegado a tal extremo que algunos comercios han optado por solicitar, a través de un cartel colocado en uno de sus laterales, que no se haga "pipí" en la vía, en este caso, en la calle La Palma. Y la razón es sencilla. Un día sí y el otro también determinadas personas usan esta calle como baño improvisado, aprovechando cualquier esquina que les reporte un poquito de intimidad.

Es decir, que el problema ya no solo se produce los fines de semana con el paso de personas hacia la mencionada zona de ocio, sino que también se registra, aunque sea en menor medida, cualquier día de la semana.

"Vienen desde la calle Castillo, dejan su regalito y se marchan", comenta resignada la propietaria de un comercio, una queja que se suma a la de otros vecinos que prefieren guardar el anonimato.

En ocasiones, relatan varios de los que, por razones de trabajo, pasan la mayor parte del día allí, es "insoportable" el olor que se produce en esta calle, sobre todo cuando se llega de un fin de semana. Todo ello sin referirse a los carnavales, pues en esas fechas, y por razones obvias, se extiende a otros puntos de la ciudad.

"La Policía lo sabe, pero no puede hacer nada. Y es verdad que la cosa ha mejorado gracias a las aportaciones de todos", relata otra residente en la calle La Palma. Pero el problema continúa.

¿Qué solución aportan los afectados? Al margen de la educación de cada cual, cuestión complicada de resolver, proponen que las acciones de limpieza que se llevan a cabo en la zona por parte de la concesionaria del servicio se ejecuten más temprano, antes de que los comercios abran al público, para tratar de mitigar así los malos olores "mañaneros". "Eso se agradecería", reconocen. "Y si fuera más a menudo, mucho mejor", añaden. Eso sí, también se enfrentan con esta demanda a la incomprensión de quienes residen en la zona y no quieren ruidos, aunque sean para eliminar suciedades, de madrugada.

Y si la limpieza se ha convertido en una preocupación, no lo es menos el aumento de los grafitis que se ha registrado en las tres calles citadas en las últimas fechas.

Puertas de garajes, fachadas de casas antiguas, comercios... "Un descontrol", remarca el propietario de otro establecimiento de la zona. Sirva como ejemplo del incremento de las pintadas sin control lo que ha ocurrido con la casa del número 9 y con el inmueble que ocupa la perfumería La Rosa, en la calle Nicolás Estébanez. Ambos "resistieron" apenas unos días con la nueva pintura que les habían dado sus propietarios.

En el caso del establecimiento comercial fueron casi 2.000 euros lo que costó la reparación de sus paredes. "Ya que hacen algo, que tenga que ver con la perfumería", plantea su encargado.

Y en esta línea, otro de los comerciantes propone, "como única manera de combatir este problema", en ocasiones de "chiquillos", la habilitación de murales como el del puente Serrador. Si no es la solución, al menos habrá que intentarlo.