Coincidimos con José Carlos Mauricio a la hora de reconocer, en un artículo publicado en La Provincia el pasado 24 de abril ("La nueva campaña electoral"), que en las últimas elecciones generales españolas del 20 de diciembre de 2015 ninguna de las candidaturas presentadas desde Canarias fue capaz de ofrecer una reflexión seria sobre nuestra nacionalidad, sobre sus problemas y las soluciones precisas, sobre el diagnóstico y la terapia conveniente: los discursos quedaban reducidos a temas concretos que nada tenían que ver con las posibilidades que Canarias tiene como nación.

Seguimos creyendo que si el nacionalismo de CC-PNC se desentiende de ofrecer un catálogo valiente de objetivos políticos, si se inhibe de dar con coraje esos pasos hacia adelante, es seguro que se diluirá entre las otras ofertas políticas hoy tan de moda, algunas con el populismo y la demagogia como banderas y con medios televisivos estatales dispuestos a colocarlas en los primeros puestos de los rankings de las audiencias mediáticas, y, en definitiva, en los primeros puestos de las preferencias electorales. Los populismos, como ha afirmado el exlíder del Partido Liberal de Canadá, Michael Ignatieff, ofrecen soluciones falsas a problemas reales, y no está Canarias para más estafas.

Ya enumeramos en un anterior artículo cuál podría ser el núcleo de ese catálogo de objetivos preferentes, pero quizá no sobre, ante esta nueva cita electoral del 26 de junio próximo, seguir recordándolos.

Partiendo de que, para los nacionalistas isleños, Canarias ha de ser concebida como sujeto político diferenciado que no niega su diálogo con otros sujetos políticos, llámese Estado español, llámese Unión Europea, creemos que nos hemos olvidado de fortalecer las bases programáticas que venían siendo puestas por anteriores legislaturas y muchas de las aspiraciones que habían quedado a la mitad.

Hay que perseverar en la consecución de nuevas competencias cedidas por el Estado por medio del artículo 150.2 de la actual Constitución, o de las próximas constituciones, como las consabidas competencias de costas, aeropuertos y puertos, sanidad y comercio exterior, telecomunicaciones, y las menos consabidas de una hacienda propia para Canarias, tipo Concierto vasco o Convenio navarro; relaciones exteriores; Justicia autóctona... Y seguir también tras la consecución de un encaje más de acuerdo con nuestro estatus político entre las llamadas Regiones Ultraperiféricas de Europa, donde compartimos trato con otras realidades geográficas y políticas muy alejadas de lo que Canarias es y representa en el contexto atlántico y entre los países del entorno.

Tendríamos que hablar de revisar la Ley 44/2010, de 30 de diciembre, de Aguas Canarias, y estudiar su aplicación y su ampliación. Es necesario saber de qué nación, o nacionalidad, canaria estamos hablando, dónde empiezan nuestras fronteras y dónde terminan en este segundo océano mayor del mundo.

Hemos de profundizar en las directrices marcadas por el acuerdo del Parlamento Europeo de mayo de 2009 sobre control poblacional y control inmigratorio en Canarias tras el informe de la europarlamentaria francesa Margie Sudre. Defensa de las empresas canarias y una reforma laboral que dé preferencia, sin timideces, a los canarios a la hora de ocupar los puestos de trabajo creados en el Archipiélago.

Recuperar una musculatura financiera canaria, como las desaparecidas Cajas, y abrir un debate sobre la declaración de beneficios en Canarias de las multinacionales que explotan nuestra riqueza: hoteles, seguros, bancos...

Ajustar el funcionamiento de herramientas como el REA y el AIEM para apoyar sin paliativos las producciones alimentarias autóctonas, hoy en inferioridad ante importaciones desleales.

Potenciar la cultura canaria con decisión. Cuidar con esmero y rigor los contenidos canarios que se imparten en los planes educativos actuales. Creación de una editora nacional canaria que dé a conocer a nuestros autores, en particular obras que nos ilustran sobre nuestro pasado, tipo "El pleito insular", de Marcos Guimerá... Previsión de fondos para cubrir la internacionalización de nuestros artistas.

Disciplinar nuestra planificación académica superior y nuestra investigación y adaptarlas a lo previsto en los Campus de Excelencia Internacional de las dos universidades canarias, denominados en singular Campus Atlántico Tricontinental, y en la conocida como RIS3 un documento inserto en la Estrategia Europea 2020, elaborado por la ACIISI y consensuado con todos los agentes implicados. Agenda de transformación social y económica que apoya a la investigación científica y sus posibles aplicaciones económicamente productivas.

Potenciar una RTVC identitaria, capaz de divulgar nuestra singularidad como pueblo. Divulgar nuestros símbolos, como la bandera tricolor con siete estrellas verdes y el himno, que nos representan como pueblo.

Una policía autonómica que acabe de una vez con los problemas de seguridad en Canarias y con la dejadez estatal de no completar los catálogos de los puestos vacantes en las fuerzas y cuerpos de seguridad destinados en Canarias.

Volvemos a insistir en que estas serían algunas de las mínimas aspiraciones políticas que cualquier proyecto nacionalista canario que se precie de tal habría de perseguir a un ritmo no necesariamente idéntico en cuanto a la consecución de tales metas, sino con los plazos que nuestra propia dinámica y la dinámica de los pueblos con los que mantenemos contratos de colaboración también nos permitieran, llámense, como ya dijimos, Estado español y Unión Europea.

*Presidente del PNC y diputado autonómico del grupo parlamentario CC-PNC