José Miguel Orellana Díaz, "El Kote", se define en su página web como un artista "multidisciplinar": payaso, malabarista, monociclista, actor, provocador... con más de 15 años haciendo teatro de calle. De ella asegura haber aprendido que es "dura y cruel" y al mismo tiempo "generosa", además del temor que ocasiona entre los grupos de poder ver reuniones en torno a estas. El chileno saltará hasta en tres ocasiones en el Festival Mueca, que se celebrará los días 12, 13, 14 y 15 de mayo, a las calles de Puerto de la Cruz con el espectáculo "Aquí el único animal soy yo".

¿Cómo fueron sus inicios en el teatro chileno?

Desde el 88 al 94, periodo de transición a la democracia, fui parte de un colectivo teatral de mi barrio llamado El Trauko que, una vez al año, realizaba la obra "Jesús Cristo superstars", en la que hice de todo: bailador, apóstol, etc... Fue muy importante para mí, ya que la población donde crecí fue un lugar de resistencia popular donde las organizaciones sociales cumplieron un rol fundamental para todos los pobladores. La zona fue duramente azotada por la dictadura haciendo desaparecer a muchos de sus activistas.

¿Qué supuso para usted su paso por la compañía La Chalupa?

Fue de gran importancia, ya que fue en mis inicios y me mostró que podría vivir de los espectáculos. Además, esta unión de dos payasos chilenos con tres músicos brasileños nos llevó a recorrer cinco países de Latinoamérica autogestionándonos y realizando espectáculos en las calles, festivales, convenciones, para terminar en el primer Fórum Social Mundial en Porto Alegre.

Llega hasta Mueca con el espectáculo "Aquí el único animal soy yo", ¿qué se encontrarán los espectadores?

Se trata de una mezcla de diferentes disciplinas como el teatro, el circo y el deporte donde la improvisación y la provocación van al pie de la letra. El público pasará de audiencia pasiva a activa y sus calles y plazas pasarán a ser escenarios.

¿A quién diría en estos momentos "Aquí el único animal eres tú"?

A cualquier animal que se acerque a mi show.

Después de más de 15 años haciendo teatro en la calle ¿qué ha aprendido de ella?

He aprendido que la mejor forma de conocer una cultura es llegar a su plaza y encontrarse de frente con su pueblo. La calle tiene un poder de congregación increíble. De trabajar en ella, he aprendido que es dura y cruel y al mismo tiempo generosa. Y por último que el poder tiene miedo a que la gente se junte en ella.

¿Considera que representar en la calle es la mejor fórmula para acercar la cultura al público?

No, creo que en el mundo actual hay muchas formas de conectar con la cultura. Me asombra ver cómo artistas mayores que yo, y a los cuales admiro, tienen una energía inagotable para estar presente en todos los frentes, ya sea la televisión, internet, cine, teatro, congresos, etc... Lo que quiero decir con esto es que debería ser una misión del artista estar presente siempre en todas. El mundo cambia rápido y la calle, aunque sea un frente importante, estoy seguro que no es el único.

La dictadura chilena persiguió al teatro callejero, a pesar de ello este continuó su desarrollo. ¿Fue de los artistas que sufrieron esas persecuciones?

Aparte de haber sido parte del colectivo El Trauko, durante la dictadura, no tuve una experiencia real con ella. Actúo desde 2001 y la dictadura terminó en los noventa, pero puedo decir que esta continuó de otra forma, ya que los mismos que nos reprimieron en dictadura, después pasaron del traje militar a usar terno y corbata. Del 2006 al 2009, el alcalde Zalaquet destruyó cualquier indicio de expresión cultural callejera, eliminando a muchos artistas del centro de Santiago y expulsando a un movimiento de circo callejero nacido en los años 97 en Parque Forestal en Chile. A muchos de mis colegas y a mí, los carabineros nos llevaron detenidos a golpes y amenazas. Fuimos detenidos en la comisaría muchas horas. Se nos multó por hacer uso del espacio público, a través de una ley creada durante la dictadura.

¿Ha podido volver a trabajar en Chile?

Sí, en febrero pasado fui contratado por la TV Redbul para filmar un capítulo sobre el arte de calle en Santiago. En él se muestra la represión del Estado a las expresiones cultas callejeras.

¿Qué repercusiones ha tenido el teatro callejero en Chile?

Desde mi punto de vista, el teatro callejero en Chile está considerado como el hermano menor de las artes escénicas. Tenemos grandes artistas a nivel mundial en Chile entre cómicos, malabaristas, mimos, músicos, poetas, pintores etc... pero lamentablemente la mayoría nos hemos tenido que ir del país. No se nos respeta y casi no existen formas de proyectar aún más nuestro trabajo. El gobierno, a través de algunos festivales, lava dinero de empresas privadas para financiar megaespectáculos de calle provenientes de países como Francia y Espa-ña.