El Consejo de Ministros alemán dio hoy luz verde a un proyecto de ley que permitirá a los médicos recetar flor seca de cannabis y extracto de cannabis a enfermos graves sin alternativa terapéutica y cubrir estos tratamientos con financiación pública.

"Nuestro objetivo es que los enfermos graves reciban la mejor atención posible", manifestó el ministro de Sanidad, Hermann Gröhe, tras el Consejo.

Cerca de 650 pacientes cuentan en Alemania con una autorización específica concedida por el Instituto Federal de Medicamentos y Productos Sanitarios (BfArM) para comprar marihuana medicinal en la farmacia, un permiso que ya no será obligatorio al bastar la receta.

La nueva ley implicará además que las mutuas se harán cargo de los tratamientos de cannabis prescritos por los médicos, coste que ahora asumían los enfermos.

Según el proyecto, el coste medio de los tratamientos autorizados con flores de cannabis es de 540 euros mensuales, aunque hay casos especialmente graves en los que se llega a los 1.800 euros.

Alemania importó en 2014 un total de 48 kilos de cannabis para ese fin y la cifra aumentó hasta los 94 kilos el año pasado, la mayoría desde Holanda, con un precio medio de 18 euros por gramo.

En rueda de prensa, el portavoz del Ejecutivo, Steffen Seibert, subrayó que la reforma legal no supone en ningún caso la legalización del cannabis en el país.

El Ministerio de Sanidad avanzó además que la nueva regulación irá acompañada de estudios científicos sobre los beneficios terapéuticos de estos tratamientos, en los que participarán los propios pacientes que se beneficien de ellos.

La ley, añadió, busca poner a disposición de los enfermos el cannabis garantizando que accede siempre bajo prescripción médica y con controles de calidad.

Para la comisionada del Gobierno alemán sobre drogas, Marlene Mortler, el uso farmacológico del cannabis tiene sentido con "estrictos límites" y acompañado de nuevos estudios, como se ha acordado.

Es necesario recordar, a su juicio, que no se trata de una sustancia inocua, por lo que sólo se prevé su uso medicinal y se descarta una legalización para el disfrute personal

"Aprovechamos el potencial sin poner en juego la salud de los ciudadanos. Se trata de una política de farmacia y de salud moderna", afirmó.