Ricardo Rodríguez, el tinerfeño que tras un viaje de ocio a Cuba fue retenido en dicha isla durante una semana supuestamente por un accidente de tráfico leve, regresó en la tarde de ayer a la Isla. En Los Rodeos lo esperaban familiares y amigos, que certificaron el final de la pesadilla.

Rodríguez, que es piloto de "drift" (modalidad automovilística que consiste en derrapar a altas velocidades), comentó que Cuba, "lamentablemente, es un país que si la respuesta no te la buscas tú, no te la busca nadie". En declaraciones a varios medios de comunicación, señaló que "todo el mundo te intenta ayudar, pero allí no es como aquí; no hay una respuesta rápida a través de internet, hay que coger un papel en un lado, llevarlo a otro lado, este no me ha llamado; dejaa ver si me llama hoy", entre otras cosas. No obstante, reconoció que "muchos policías han estado pendientes de mí; la gente de Inmigración", así como "el personal del Consulado de España en La Habana".

Comentó que "hasta ayer no sabía nada de lo que pasaba". "Sabía que [la retención en dicho país] era por el accidente de tráfico o por una multa, pero ayer mismo en Inmigración y en la Embajada, me dijeron que se veía claramente que era una situación irregular, que no era normal que pasara allí", explicó Rodríguez.

A la pregunta de por qué lo sacaron del avión y le impidieron regresar a España, Ricardo Rodríguez señaló que "estoy en Tenerife y no lo sé".

Manifestó que, tras el accidente de circulación, hubo un "parte bastante amistoso con el conductor del otro coche". La hipótesis que tiene este vecino de Santa Úrsula es que, "como en Cuba las empresas de rent a car son del Gobierno, algún militar vio las consecuencias del accidente y no halló el parte del seguro, se preguntó quién se hace responsable de esto, leyó mi nombre" como causante de la colisión y ordenó: "Denieguen la salida del país a este hombre". Rodríguez dijo que, si hubiera sabido dichas trabas, tras el accidente, "en vez de estar de playa en playa, hubiera estado de policía en policía resolviendo trámites, porque me sacaron del avión como a un delincuente".

Reconoce que, si no se levanta cada día a las ocho de la mañana para intentar resolver el problema y con la ayuda de la gente de la casa de huéspedes donde se quedó, "hoy no estuviera aquí".

El pasado martes por la mañana, en el Consulado le dijeron que, según un mando de Trinidad, ya estaba "liberado". Para confirmarlo, se dirigió a Inmigración del aeropuerto, donde no les constaba tal liberación. Al salir de allí, se tropezó con un militar, que le dijo: "¿Tú eres el chico español al que sacamos del avión la semana pasada? Espérate que esta mañana escuché algo de ti". Rodríguez recuerda que dicha persona llamó por teléfono y le confirmaron que estaba liberado.

Desde allí, inmediatamente subió a las oficinas de Iberia, sacó los pasajes y llamó a su pareja para decirle: "¡Vístete, que nos vamos!".

"Todo fue muy rápido; de hecho, ya estaba montado en el avión y no había avisado a nadie", explica. Entre risas comentó que pensó: "¡Déjame subir al avión antes de que se arrepientan!".

Está convencido de que en La Perla del Caribe "todo se arregla hablando". Señala que "si alguien te quiere sacar dinero, llamas a un superior del anterior, que habla con él y ya se acabó eso; allí es así".

Concluyó manifestando que "escapé bien, como decimos aquí".

Sus amigos Óliver Horstmann, Lucía y Gazmira también acudieron a Los Rodeos a recibirlo.

Horstmann indicó que estas experiencias sirven para aprender a "valorar el sistema jurídico y de seguridad que tenemos en nuestro país".