La segunda jornada de First Lego League Open European Championship, inició la competición. Parte de los equipos empezaban a concentrarse. Grupos que sentado en círculo ensayaban (con grabación de vídeo incluida para corregir errores) la exposición científica; otros acudían a información porque habían perdido sus textos impresos; otros extendían el tapete que representaba la mesa y dónde hacían la puesta a punto del robot que han diseñado para enfrentarse a las diferentes pruebas; los tutores les acompañaban e intentan resolver la infinidad de detalles que surgían.

Ayer se celebró la jornada inaugural del torneo de robótica y los diferentes estands ya están perfectamente engalanados para presentar el proyecto científico. Curiosamente los tópicos de las diferentes cultura se cumplen. Los países nórdicos más fríos, ordenados y rectilíneos en sus formas; los orientales cargados de detalles y simbología. Todos ofrecían detalles de su cultura e identidades nacionales. La robótica les convoca pero es la comida un idioma universal y los dulces ("candies" en inglés) se convierten en moneda de cambio y escusa que favorece el intercambio. El equipo holandés entregaba un deliciosa torta de miel a cambio de una botella de plástico vacía para reciclarla. Un dulce detalle entre los numerosos que ofrecen los participantes mostrando que los valores que FLL propone no se utilizan solamente para ganar el torneo, son aceptados y compartidos en una comunidad de "robóticos".

A diferencia de otros torneos de robótica que se celebran en una mañana o en un día completo, en esta ocasión son necesarios dos días para que los 116 equipos, de 40 países de los cinco continentes, pueden realizar ante jurados y jueces la exposición del proyecto científico, en esta ocasión se tiene una especial sensibilidad debido a las dificultades del idioma que tienen algunos equipos (uno de ellos acude al torneo con un traductor) y aunque el tiempo de exposición es limitado se está dando margen para que los equipos puedan dar a conocer sus proyectos y responder a las preguntas. A fin de cuentas lo más importante es que los jóvenes se lo pasen bien.

Solo una parte de los equipos estaban concentrados porque otros, los que ya habían pasado la exposición o la tienen este sábado, estaba disfrutando como lo que son: jóvenes. Y aquí la música es la que les une en un lenguaje universal que compartimos todos los seremos humanos: nos gusta pasarlo bien. Dos decenas de niños de al menos tres continentes empezaron a recorrer la exposición bailando una conga que crecía y crecía a medida que pasaba por las calles que forman los estands. Uno de los momentos cumbres se produjo cuando el presentador del encuentro cogió el micrófono y empezó a animarles cerca de los expositores y de repente un centenar de jóvenes, con sus banderas, con sus uniformes, o casi, que también les identifica, disfrutaron de uno de esos momentos que quedará en la retina de todos ellos por el resto de sus vidas. No fue el único momento y los ritmos y las canciones continuamente se han podido escuchar dentro del recinto ferial de Santa Cruz y en su terraza.

Otros se interesaban por otras exposiciones y continuamente los participantes de los equipos se acercaban a conocer cómo lo habían realizado otros, o algo más de su país. Las tarjetas, rellenadas a mano, una forma de intercambiarse su email e intereses para seguir en contacto, se seguían compartiendo.

Es una lástima que no se pudiese realizar una exposición abierta al público porque la ocasión de conocer otras culturas y sensibilidades lo merece. Ellos nos están demostrando que compartimos mucho más de lo que nos separa que en muchas ocasiones es nuestro entorno. Así los países más desarrollados utilizaban la tecnología para la solución que proponen al problema, en esta edición soluciones para la gestión de residuos. Otros países planteaban utilizar la combustión para generar energía. Los que tienen más problemas planteaban que el material, como el plástico, puede reciclarse para crear juguetes para los niños de su país. Al participar en un torneo como este que les invita a utilizar la ciencia y la tecnología para resolver un problema al mismo tiempo se les está enseñando que pueden mejorar ese entorno en el que se encuentran y que otras regiones aunque puedan tener algunas ventajas también tienen otros desafíos. Es parte del espíritu de FLL: no se pueden resolver todos los problemas es necesario escoger y que lo hagamos lo mejor posible en función de la situación en la que nos encontremos. Ojalá nos hubieran enseñado este mejor en los colegios en otras épocas.