Habla de forma pausada, pero con dominio de materias y convicción en sus apuestas. Tanto que, aparte de mejorar al máximo la calidad del servicio y la relación con sus clientes, que siguen siendo el 70% de empresas y el 90% de hogares, el director general de Endesa en Canarias, Pablo Casado, pretende que la compañía lidere la "descarbonización" para que, en 2050, no se emita CO2 en las Islas, lo que cree algo más que factible.

¿Cómo está Endesa en Canarias?

En un periodo de relativa estabilidad, con una situación regulatoria más o menos regulada, una demanda estable, finanzas adecuadas y buena relación con el cliente al recuperar cuota comercial tras la crisis regulatoria, económica y social.

¿Cuál fue el peor año aquí?

El sector eléctrico es muy longevo y ha pasado muchas crisis en sus más de 100 años, pero, en el pasado reciente, los más complicados fueron 2009 y 2010. En 2012 y 2013 hubo una recaída y entramos en una gran regulación estatal que también nos afectó, con caída de demanda y de consolidación financiera...

Eso de que Canarias entra y sale antes de las crisis, ¿lo notaron?

No, no entramos antes en la caída de demanda y la salida también tarda más, pero sí es cierto que, en la crisis, se ha dado una transformación social más profunda aquí por políticas de eficiencia y ahorro muy diferentes a las del pasado...

¿Por conciencia, necesidad...?

Es que nunca fuimos conscientes de la necesidad de ciertos ahorros, como sí pasó con el agua. Tanto que, en 2015, Canarias tuvo un crecimiento del PIB del 3% y el sector eléctrico creció al 1%, cuando, en 2007, el PIB crecía un 4, pero la demanda energética, un 5 o un 6, con lo que hay un factor de eficiencia grande.

Es decir, lo de "apaga la luz" de niños se aplica cada vez más...

Sí, sí, hubo un cambio cualitativo desde 2008. Se entró en shock por la situación laboral y social y porque el precio de la energía iba al alza, lo que se dio hasta 2014. Esto hizo tomar medidas activas de ahorro.

O sea, se confirma que las crisis sirven para cambios positivos...

Sí, se es más sostenible, aunque también antes teníamos un precio muy bajo, engañoso, al no reconocerse ciertos costes y consumir mucha energía, mientras que hoy no solo se paga lo que cuesta producirla y venderla, sino gastos adicionales por impuestos que sí que habría que eliminar por ser desincentivadores.

¿Cuáles son sus prioridades?

Consolidar nuestro liderazgo en las Islas en todos los niveles: en generación, distribución y, sobre todo, con los clientes. Pese a la liberación, tenemos más de un 70% de cuota de mercado, los clientes confían en nosotros, algunos inicialmente se fueron, pero han ido volviendo...

¿Qué le dice a los que creen que la liberalización no fue tal, que jugaron con cartas marcadas y que ni ahora hay libre competencia?

Creo que el cambio de hábitos ha sido muy claro. Hoy está interiorizado al 100% en la operativa de las empresas, que es casi el 70% del consumo de energía, que se contrata la electricidad, igual que otras cosas, tras pedir varios presupuestos, se compara y se opta por el más barato y el que ofrezca mejores servicios. Es decir, funciona perfectamente el mercado y nosotros hacemos muchas ofertas diarias.

¿No les ayudó de dónde venían?

Para unas cosas sí, pero para otras muchas no porque te miraban con cierta desconfianza por ser el único proveedor. Al ser la primera opción que se tenía, había cierto rechazo y un alejamiento del cliente. Con los años, se hicieron ofertas y nuevas oportunidades a los nuevos y a los de antes y se ha ido consolidando la situación, recuperando muchos clientes hasta ese 70%, pero sobre una base competitiva y con mayor cuota de los clientes domésticos...

¿Qué porcentaje de casas llevan?

En torno al 90%.

¿Qué otras prioridades se marca?

Sobre todo, mejorar la relación con nuestro cliente. Además, evolucionaremos en cómo desarrollar el negocio, apostando más por la calidad que la cantidad, pues antes hubo grandes incrementos de ventas.

¿Cuál es la principal diferencia?

La calidad del suministro, con grandes inversiones para mejorarla y dando nuevos y mejores servicios al cliente, que cada vez los exige más...

¿Cómo cuáles?

Pues servicios como la tarifa one, que sirve para fijar por internet toda la relación con el cliente, que se va digitalizando y nosotros también en nuestros procesos y soluciones. En lo industrial, empezaremos proyectos de innovación importantes. Las capacidades instaladas de distribución y generación no crecerán mucho al no haber excesivo incremento de demanda, pero sí introduciremos redes inteligentes, vehículos eléctricos, sistemas de almacenamiento, haremos a La Graciosa autosuficiente con renovables...

¿Con qué finalidad el vehículo eléctrico: para renovar su flota?

Con el cuidado medioambiental, el objetivo de empresas y ciudadanos será ser cada vez más sensibles con el cambio climático, y más después de la Cumbre de París. Esto nos obliga a evolucionar a hábitos y tecnologías mucho más conscientes y a actuar de otra forma. El vehículo eléctrico es de bajo impacto medioambiental y vamos a incentivarlo mucho para sustituir nuestro parque móvil, pero también para introducirlo en la sociedad en general para ir a un modelo de descarbonización. Y es que, al final, tenemos que eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera. Ese es el gran objetivo del mundo para los próximos años.

Con las dudas que hubo con el cambio climático, y aún se niega, ¿siempre creyó en él o evolucionó?

Nunca dudé, en absoluto. Hace muchos años sí se hablaba del enfriamiento global, pero, hoy, nadie duda del calentamiento global...

Bueno, pasó lo del debate y el famoso primo de Rajoy en 2008...

Sí, pero nosotros no tuvimos dudas y, lejos de eso o de dejarnos llevar por el movimiento, queremos liderarlo y que no se emita CO2 en Canarias en 2050. Pretendemos ser parte integrante de los que pueden aportar algo en las próximas décadas. La descarbonización es una de las claves tanto en nuestro negocio de producción de energía como en el comportamiento de la sociedad. Hay que eliminar los combustibles fósiles y el dióxido de carbono de las centrales convencionales, los vehículos o de cualquier otra actividad profesional o personal. En 2050, debemos ser neutros en CO2.

Por el salto a la calidad del que habla, se deduce que no teme riesgos en el suministro en Canarias ¿o hay algún foco delicado?

Entendemos que no y por eso hablamos de calidad, pues el suministro es su pilar. Solo contemplamos algún riesgo puntual, que siempre pueden darse.

¿Ni siquiera en el Sur de Tenerife, en su día tan en cuestión con las célebres torres de Vilaflor, ahora con el futuro de la central de Candelaria, con el creciente turismo...?

Hoy, hay capacidad instalada suficiente, tanto de generación como de transporte y distribución para abastecer a todos los clientes con bastante seguridad. De hecho, la calidad del suministro en Tenerife ha mejorado por completo, tremendamente, en los últimos años, al punto de que, según los datos auditados al cierre de 2015, se alcanzó en Santa Cruz el máximo histórico de calidad en las ciudades en las que opera Endesa. Y, en conjunto, hay garantías para todas las islas...

¿No temen por ninguna zona?

No, no hay situaciones críticas en ninguna isla y todas las administraciones y empresas trabajan para que esto siga así. Además, no creo que se den riesgos porque cada vez somos más exigentes, digitales y sensibles medioambientalmente.

Con perspectiva histórica, ¿Endesa hizo autocrítica con lo ocurrido en 2002 con las famosas torres, presentadas como imprescindibles?

La situación ha cambiado completamente, con independencia de cómo se vea lo que ocurrió. Efectivamente, aquella fue una situación compleja, pero el cambio ha sido sustancial y las administraciones establecen ahora qué líneas y centrales se crean y, luego, las asignan al operador que creen que debe construirlas vía concurso o como sea, con lo que ya no hay un escenario en el que digamos que esto es lo que debe hacerse. Mucha de la tensión y responsabilidad que teníamos en el pasado para garantizar el suministro ya no la tenemos, al pasar a la administración y al regulador.

El gobierno local de Candelaria insiste en que no quiere su central...

Y lo deben decidir la administración y el regulador, no nosotros. Sí es cierto que ha prestado un servicio decisivo para la calidad del suministro en Tenerife. Sin ir más lejos, en febrero hubo un incidente importante que se resolvió en una hora por esta central, pero pudo haber generado mucho más riesgo.

¿Aconsejaría su mantenimiento?

Lo que fijó en su día el Gobierno regional es que hacen falta 3 centrales en Gran Canaria y 3 en Tenerife. Pensamos que Candelaria es un buen emplazamiento y lo ha demostrado, pero es la administración la que debe decidir dónde van.

El Gobierno ha desbloqueado los parques eólicos y espera llegar en 2019 al 30% de energía limpia: ¿se lo cree con solo un 6% hoy?

Podría llegarse a ese porcentaje, pero estamos un poco justos de tiempo. Me consta, porque lo vivo en primera persona, que el Gobierno canario está preocupándose muchísimo para que sus normas y su relación con el Gobierno central permita esto, y hay un equipo de combate específico para ello, por lo que quiero darle un voto de confianza.

¿Y que haya un 100% en 2050 es posible, utópico, quimérico...?

Absolutamente posible. Entre otras cosas, es el objetivo de nuestra compañía y creo que no estamos tan lejos, aunque nos quede mucho esfuerzo, porque, en Endesa, hoy ya tenemos el 50% de la energía libre de CO2. Eso incluye nucleares, hidráulicas y el resto de renovables. Eso sí, para el 100%, hará falta introducir muchas renovables, pero no será suficiente solo con eso y deberá crearse grandes sistemas de almacenamiento. Las centrales que están funcionando, aquellas que económica y medioambientalmente tengan encaje en este modelo libre de CO2, tendrán que seguir permaneciendo, algunas haciendo una transición, pero otras seguir en 2050 siempre que cumplan esos criterios económicos y medioambientales. Solamente con renovables no se puede abastecer la demanda y hace falta también que se termine de electrificarla bien para poder modularla, posiblemente con otras fuentes de energía más gestionables que se les pueda dar un tratamiento por el que se elimine su CO2, aunque ahora no sabría decir cuáles.

Al llegar a Canarias, ¿le sorprendió tener ese 6% de energía limpia y Navarra, por ejemplo, un 70%? ¿Faltó perspectivay previsión con nuestras condiciones naturales?

Creo que no hemos sido todo lo diligentes que debiéramos con las energías renovables y su desarrollo. En 1995, prácticamente la mitad de ellas en España estaban en Canarias, pero, en los últimos 20, nos han adelantado muchas regiones en la Península pese a los recursos que tenemos aquí. Me consta que había muchas empresas interesadas y nosotros somos el principal operador de renovables en las Islas, esforzándonos mucho en construirlas y en mantener este puesto de liderazgo, pero sí es cierto que no se ha tenido el éxito de otras comunidades y espero que esto cambie a partir de ahora.

¿Qué piensa del gas, presentado como energía de transición?

Hay que incluir todas las renovables posibles, pero, cuando no haya sol o viento, debemos tener sistemas de almacenamiento...

¿Pero el gas es de transición o se mantendrá a largo plazo?

A día de hoy no podemos saber exactamente qué energía se mantendrá, evolucionarán al punto de que tendrán que volverse neutras en CO2 o si se podrá hacer almacenamiento suficiente, pero no parece que esto sea así y va a tener que existir alguna energía gestionable. El gas puede ser un buen punto de partida para avanzar. Con respecto a los hidrocarburos, es el de menor emisiones y, por tanto, se podrían gestionar, a lo mejor, en el futuro. En cualquier caso, serían energías complementarias en aquellos posibles escenarios en los que no pueda llegarse con las renovables.

¿Y qué piensa de las centrales de biomasa pretendidas para Las Palmas o Granadilla?

Es una tecnología más y las empresas eléctricas nunca descartamos ninguna.

Pues el alcalde de Granadilla, que ha apostado tan fuete por el puerto y el gas, no la ve por las dudas existentes sobre su contaminación...

La biomasa tiene una componente de mayor sostenibilidad si el combustible que utiliza es un producto local más que si viene importado. Ahí está el desfase en territorios como el canario, donde no hay cantidades suficientes de biomasa. Pero no por eso la descartamos, aunque la energía que perdure para dar garantía de tener luz cuando no haya viento o sol ha de evolucionar económica y medioambientalmente para ser muy compatible con el cambio climático, neutra en emisiones y económicamente razonable para los ciudadanos. Esto se irá viendo según vayan pasando los años. No obstante, el gas siempre es mejor que quemar fuel oil, porque es mucho menos contaminante.

Como deja la pelota botando: ¿cómo asistió a la polémica sobre el petróleo y las prospecciones?

No era un tema que influyera en la compañía y no opinamos...

Pero, como ciudadano...

Lo vi como algo más político que técnico. Los hidrocarburos están en un proceso de transición, sobre todo en Europa, por tecnologías con una reducción importante de CO2, pero hay que hacer compatible eso con la garantía de suministro, lo que no va a ser nada fácil.

¿Lo del impuesto del sol era real o no tanto en las Islas?

El autoconsumo, en Canarias, tiene mucho más sentido que a escala nacional porque aquí se utilizan combustibles fósiles en una proporción mayor que allá y los costes de producción son muy elevados. Hay que incentivarlo, aunque siempre de forma moderada porque no podemos tener en el sector grandes penetraciones de cierta tecnología de forma masiva y rápida porque podremos toparnos con problemas de garantía de suministro y de estabilidad de la red. Somos grandes defensores del autoconsumo en las Islas y pensamos que aquí se desarrollarán más que allá, donde competirá con otras tecnologías. De hecho, Canarias ya tiene una legislación mucho más permisiva que la nacional y seguramente evolucionará por la sensibilidad hacia el cambio climático.

3.500 trabajadores

Endesa cuenta en Canarias con unos 3.500 trabajadores: mil directos y el resto, indirectos, aunque todos con las mismas condiciones en seguridad. Una faceta que cuida cada vez más para que, pese a las dificultades añadidas, se minimicen al máximo los accidentes. Sobre el número, se apuesta por su estabilidad después de no despedir a nadie en la crisis, para lo que se llegó a acuerdos siempre con empleados y sindicatos, según recalca Casado. Ante la necesidad de ajustes por cuestiones tecnológicas, medioambientales, organizativas o de otro tipo, se pactó repartir del trabajo, teletrabajo, reducción de horas o conciliación laboral".

Proyectos de innovación

El director pone mucho énfasis en los proyectos de innovación como el de La Graciosa, isla que, junto al Gobierno y Cabildo conejero, pretenden hacer autosuficiente en energía limpia en 2 años. Además, y aparte de ser accionistas, se les ha adjudicado y operan Gorona del Viento, en El Hierro. Sobre la tecnología, hoy centrada en los bombeos, subraya que el futuro pasa por las baterías que, como ocurrió con las placas solares, "cada vez serán más baratas. Hoy las hacen Sanyo, Panasonic y Tesla, fabricante de vehículos eléctricos, que ha creado una megafábrica para reducir su coste y hace poco lanzó una doméstica. Las de dentro de 4 años serán un tercio o la mitad más baratas fomentadas por el coche eléctrico. Nosotros tenemos el proyecto Store, que es de baterías como contenedores gigantescos pero equivalentes a un grupo y con una experiencia espléndida en los últimos 3 años. Es lo que usaremos en La Graciosa. Las estaciones de bombeo duran hasta 40 años, pero, en ese tiempo, las baterías serán mucho más baratas, aparte de su menor impacto ecológico y territorial, pues caben en un sótano o una nave industrial para abastecer a toda una Isla".

Soterramiento y tarifas

Menos optimista es sobre el soterramiento de líneas porque la mejora estética no va a la par de la económica, técnica y la calidad, "y no queremos pagar más por la luz". Eso sí, en las ciudades cada vez se enterrarán más, no así fuera". Sobre si las tarifas pueden bajar de verdad, cree que sí si se hace bien esa transición hacia una economía descarbonizada, aparte de eliminar sobrecostes como ese 7% de impuesto a la generación para solucionar el déficit tarifario. Si fuera ministro, apostaría por esa rebaja, reordenaría el bono social en pro de las familias más vulnerables que sufren la pobreza energética y daría estabilidad a las normas a largo plazo para hacer atractivas las inversiones a 30 o 40 años".