Pocas citas permiten reunir a 40 países de cinco continentes. Esa es la experiencia que desde el jueves hasta ayer, jornada de puertas abiertas, se disfrutó en el recinto ferial de la capital tinerfeña, donde un millar de niños y adolescentes, de 10 a 16 años, vivieron el europeo de FIRST Lego League (FLL).

Tomando como referencia la estimación del presidente de la Fundación Scientia, Ricard Huguet -organizador de FLL España-, que calcula por su experiencia que el 60% de los participantes se decanta por profesiones técnico-científicas, Tenerife ha reunido en tres días a 600 futuros científicos o inventores de Australia, Bolivia, Perú, Brasil, Canadá, Chile, China, Chipre, Dinamarca, Egipto, Estonia, Francia, Alemania, Grecia, Islandia, India, Israel, Italia, Japón, Jordania, Líbano, Lituania, México, Moldova, Montenegro, Nigeria, Noruega, Paquistán, Perú, Corea, Rusia, Eslovaquia, Eslovenia, Suráfrica, Nueva Zelanda, Holanda, Turquía, Ucrania, Estados Unidos, Reino Unido...

FLL se compone de tres pruebas: programar un robot y superar un recorrido con obstáculos y pruebas de forma autónoma; dar respuesta al reto científico del reciclaje -motivo elegido esta edición- y habilidades de trabajo en grupo.

Ya desde el primer día, el intercambio de chapas o pulseras permitió el conocimiento entre los chicos, con el inglés como el idioma universal. Pero hay aún algo más internacional, como "La Macarena" bailada por brasileños, los mismos que aprendieron bailes rusos o que ayer en la ceremonia de clausura abrieron el desfile detrás de la batucada de la comparsa Río Orinoco. Un espectáculo.

En el anonimato, patrocinando equipos, empresas muy grandes, como M.Torres, la empresa aeronáutica española que imparte robótica a los hijos de sus trabajadores. La generación FLL entiende que la competencia es la suma de habilidades, sea cual sea su procedencia. Los alemanes Saphari y Cassapeia demostraron por qué su país de origen y la ingeniería son sinónimos. En la prueba del robot, el primer equipo consiguió 976 puntos de los 976 posibles. Y el segundo, 962. Cuando bajaron del escenario, de regreso a su stand, le explicaban a los griegos, paradojas de la vida, cómo habían diseñado su robot.

Es solo un detalle. FLL engancha. Solo así se explica que una decena de jueces voluntarios dejaran sus ocupaciones durante una semana, y sus países de origen (Grecia, Brasil y Holanda), para participar en este campeonato.

En las exposiciones de los proyectos científicos se han planteado respuestas originales sobre el reciclado, alguna tan sencilla como evidente. El equipo Billund Brick Brains, de Dinamarca, cuna de la fábrica central de Lego, propone seleccionar papel y plástico para fabricar tetrabrick, una de las cuarenta ideas expuestas. Otro grupo italiano propone aplicar el ultrasonido para controlar el llenado de depósitos y alertar a la empresa para su recogida. Llamativa la propuesta de unos mexicanos, que utilizan escarabajos para que se coman las bandejas de corcho y sus pequeños excrementos los utilizan de estiércol.

La mejor lección del espíritu FLL la dieron los voluntarios de la organización de Tenerife. Ayer, los grupos se alternaban en el pódium en la entrega de copas Lego. Cuando se anunció el tercer premio de Inspiración, solo estaba un componente ganador de Paquistán, al que se le hacía grande el escenario. Sobre la marcha, los voluntarios tinerfeños se subieron y se convirtieron por segundos en paquistaníes y demostraron que el éxito pasa por la suma de valores.