El terremoto político de ayer con epicentro en La Laguna no parece que tenga derivaciones graves en el pacto regional entre CC y PSOE, por lo menos a tenor de las primeras reacciones y sensaciones palpadas entre fuentes solventes socialistas, que se supone que son los atacados en este caso. Si bien el sector del PSC más crítico o suspicaz con el acuerdo con los nacionalistas cree que lo ocurrido merece medidas drásticas y se coincide en general entre los socialistas en que el alcalde ha equivocado claramente las formas por no plantear la destitución en la Mesa del Pacto, todo apunta a que la crisis de Aguere no se extenderá a otras latitudes y sus consecuencias se limitarán, a lo sumo, al ámbito local.

En este sector, a priori muy mayoritario en el PSC, se subraya que la situación de La Laguna ya viene desde el pasado diciembre y, aunque en la citada mesa se acordó que Javier Abreu recuperara Aguas, esto no se ha producido hasta el órdago de Díaz de ayer. Además y, sobre todo, se esgrime que el supuesto líder socialista lagunero, dada la evidente división que se ha originado en este mandato en la agrupación local y entre los propios ediles del PSOE, no ha hecho caso a la advertencia que le hizo la Ejecutiva Federal y que le fue comunicada por el secretario regional de Organización, Julio Cruz, respecto a la ya célebre moción sobre el agua, documento que reproducimos en esta información.

Estas fuentes del PSOE consideran que Abreu ha desafiado al partido o, al menos, ha incumplido la petición oficial de que no insistiera en su propuesta sin que antes tuviera el visto bueno de los órganos correspondientes del partido. Según se recalca, la situación deberá abordarse en la Mesa del Pacto, pero buena parte del PSC mira más hacia Abreu como el detonante de este episodio aparentemente terminal, pero limitado, en principio, solo a La Laguna.