Mejorar es cambiar; así que para ser perfecto hay que haber cambiado a menudo.

Winston Churchill

Cómo pensamos acerca de lo que ocurre en nuestras vidas contribuye enormemente a la consideración de "estresante" de la misma. Las distorsiones de nuestro pensamiento, o procesos repetitivos de imaginación negativa, son algunas de las causas por las que lo que ocurre normalmente puede resultar inabordable en ocasiones.

Nuestro diálogo interno, que interpreta y juzga continuamente todas aquellas situaciones en las que nos podemos encontrar, puede conseguir que las veamos mejor o peor, amenazantes o no, estresantes o desafiantes... Se hacen una idea, ¿verdad?

Algunas personas tienden a ver las cosas en positivo, mientras otras tienden a verlo en negativo. Estos últimos se ponen a sí mismos en una situación de desventaja en la vida. Es algo que viene desde pequeños. Cambiarlo exige dedicación, perseverancia y una gran paciencia con nosotros mismos. En muchos casos, necesitaremos la ayuda de un profesional de la psicología. Al menos para poder saber cómo empezar.

El primer paso es la consciencia

Ser consciente de nuestros pensamientos distorsionados es imprescindible para poder comenzar este cambio de mentalidad. Es un proceso de aprendizaje inverso. Se trata de conocer, paso a paso, cómo ocurre. Conocer cuál es el principio del mismo. El estímulo original que parece disparar nuestra respuesta automática y repetitiva.

Una vez conseguido, habremos de desandar un camino que, hace mucho tiempo, se convirtió en automático. Una gran ayuda nos la proporciona el "mindfulness", que bien practicado con la ayuda de un psicólogo o psicóloga especializado puede cambiar realmente nuestra vida.

Reconoce tu capacidad

Lo peor que nos puede ocurrir es sentir que no somos capaces de manejar nuestra vida. Que no podemos elegir. A veces puede ser cierto, hasta cierto punto, en determinados contextos y situaciones. Esa es otra parte del trabajo que nos toca. Reconocer también esas situaciones.

Al ser conscientes de cuándo y cómo podemos cambiar, vamos desarrollando la habilidad de hacerlo, en cualquier situación. Cambiaremos más aquello que depende exclusivamente de nosotros. Ayudaremos a cambiar a nuestras personas más cercanas e iremos consiguiendo modificar pequeños aspectos de lo que, aparentemente, parecía inmodificable.

Una persona que acepta los cambios transmite su confianza.

Olvida los "deberías"

¿Cuál es el problema con esta palabra? Pues simplemente que sugiere que solo hay una forma de hacer las cosas. Y no necesariamente la que nosotros pensamos que es. Es un concepto sujeto a convencionalismos que rara vez deja espacio a la innovación, al cambio. "Siempre se ha hecho así" es otro sinónimo de esta forma limitante de ver las cosas.

Enfócate en lo positivo

Existe una forma, demasiado común, de ver la vida en negativo. Es decir, una visión sesgada en que lo que no funciona siempre está por encima de lo que sí; quien no es agradable no nos deja ver a quien sí lo es, y así indefinidamente.

Lo cierto es que si hacemos un esfuerzo consciente en fijarnos en lo positivo, que frecuentemente, es mucho más extenso que lo negativo, nuestro estrés se reduce considerablemente.

Reconocer que no nos movemos en un lugar o situación tan negativa como parecíamos creer -o querían hacernos creer- nos permite un mayor nivel de relajación. Estamos más cómodos, porque no nos sentimos amenazados.

Ser capaces de cambiar nuestra forma de ver las cosas no es sencillo, como ya hemos comentado. Esto solo es el comienzo. Pero recuerda: si te está costando más de lo que pensabas acude a consulta psicológica. Frecuentemente, solo es necesario poco tiempo para ponernos en nuestro camino de cambio.