La semana pasada se celebró en el Teatro Guimerá la presentación del Festival de Zarzuela 2016, a la que asistieron los representantes de las tres administraciones: por el Gobierno de Canarias estaba don Aurelio González; por el Cabildo Insular, don José Luis Rivero; por el Ayuntamiento de Santa Cruz, don José Carlos Acha; además de los representantes de los medios de comunicación. Agradezco la felicitación a la Asociación por parte de los presentes, por la heroicidad de acometer en estos difíciles tiempos otra edición, la número veintitrés.

Aunque el presupuesto solo ha permitido representar un título, "Katiuska", organizar este evento, en el que participan unas cien personas, entre solistas, coro, orquesta, directores y técnicos a los que no se ven en escena, es abrumador y complejo. Para ello, la Asociación se rodea de profesionales que gestionan la parte económica y que asesoran en la parte musical, y con la ventaja de disponer mayoritariamente de artistas de la tierra muy preparados. Para llevar a cabo proyectos como estos, se precisan ayudas y colaboración de los organismos públicos y privados, y un público que sabe degustar la música más genuina de nuestro acervo común.

La asociación actúa sin ánimo de lucro y los dineros se reinvierten en el trabajo de los distintos profesionales, en los traslados del material, y en escenografía, vestuario, utilería, publicidad, imprenta... Todos los organismos participan en lo que pueden, pero la crisis persiste, y hay que contentar a todos los sectores, pues hay una gran variedad de actividades y muchas mentes distintas que satisfacer, aunque mi opinión es que no se puede desvestir a un santo consagrado. A la Asociación, en cinco años, le han reducido la aportación de 168.000 euros a los 25.000 de la actualidad, y es un largo trecho. Había también una ayuda extra para viajes y transporte de contenedores, pero la marca Canarias Crea lo eliminó; en líneas generales ha habido ajuste para todo el mundo, por lo que solo queda respetar las decisiones políticas, aunque siempre recalco que el dinero de la administración al final va al consumo, y se queda en casa. Esto es así y hay que aceptarlo como tal, o por el contrario no se hace nada y deja de hacerse el Festival.

El Cabildo ha aumentado la partida presupuestaria, y el Ayuntamiento cumple con creces, como siempre. Los organismos aprietan sus condiciones de participación y pagarán a largo plazo, con lo cual los actuantes y proveedores tendrán que esperar, porque es lo establecido en la actualidad.

Antes la situación era distinta, pero hasta que no pase esta fastidiosa crisis, hay que conformarse. Es lo que hay, y así ocurre en otras provincias e incluso en otros países, como en Italia, que pagan hasta un año después a artistas y directores. El que quiera trabajar tiene que aceptar con las condiciones impuestas, y el que no, tendrá que seguir parado. Por otro lado, la burocracia documental es cada vez más exigente, y si no la mantienes al día no puedes participar. Me parece muy bien el control, pero eso implica una responsabilidad de la que se han eximido los políticos.

Además de aportaciones privadas, hay otras posibilidades de financiación a través de otros organismos. Uno de ellos es el INAEM, Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, un órgano que convoca cada año ayudas a la cultura, pero cuyo papeleo hace desistir a cualquiera. Ahora se hace todo con ordenadores, Internet y eso de la telemática, demasiado moderno para un jubilado. El fin es el control y eliminar tanto papel, así que si quieres conseguir una de las partidas presupuestarias hay que contratar a un experto informático que te lo haga, porque no creo que todos los ciudadanos de a pie entiendan de claves, firmas electrónicas, etc. Lo curioso es que en las islas muchas compañías y festivales consolidados han presentado la solicitud y ha sido negativa, y sin embargo la zarzuela de Las Palmas tiene concedida una ayuda de 18.000 euros.

En fin, esto saldrá a toro pasado del festival, y espero que haya sido un éxito, por lo que hay que agradecer a los patrocinadores su buena disposición política, esperando cumplir los objetivos marcados para el próximo año.