Aunque el médico insiste en que lo ocurrido esta semana en el edificio ha estado causado por un virus, yo sigo creyendo que el suceso tiene mucho de paranormal o, por lo menos, de "poconormal". Todo empezó cuando doña Monsi descubrió que el nieto al que rechaza por ser cura oficiaba misa en el portal. Esa tarde se puso a gritar como una energúmena y, después de dos horas sin parar, se quedó sin voz.

-Toma castigo divino -comentó Úrsula, deseando que no la recuperara nunca más.

-Eso le pasa por ser mala persona. Mira que clausurar mi horno solo porque allí le hacía las hostias al padrecito -dijo Brígida, repartiéndonos la última remesa que había escondido en el bote de las aceitunas.

La afonía de la presidenta fue un regalo para nuestros oídos y, aunque se esforzaba por hablar haciendo toda clase de gestos, no lográbamos entenderla.

-Eso es "Lo que el viento se llevó" -dijo Carmela, más contenta que si hubiera descubierto el remedio definitivo para acabar con las patas de gallo, y al tiempo que se humedecía el dedo pulgar para adecentar las cejas a lo Frida Kahlo de las mellizas.

-¿Tú estás tonta? Que no gesticula así porque esté jugando a adivinar películas. Es que no tiene voz -le aclaró Úrsula.

-Yo sé qué ella dice: quiere campanas ático tú quitar -nos tradujo Xiu Mei, que la entiende mejor que a nuestro castellano.

-Pues que se vaya a hacer gárgaras, que igual le va bien para la afonía.

Durante dos días, doña Monsi estuvo encerrada en su piso, a la espera de recuperar la voz.

-A mí me está dando penita -confesó Carmela.

-¿Pena? Le ha prohibido a su propio nieto que de misa -le recordó la Padilla.

Tras la famosa discusión, la presidenta no solo ordenó a Neruda que quitara el pequeño altar que el cura había montado en el portal, sino que a las señoras que venían a escuchar misa de seis les prohibió que volvieran a pisar el edificio, con lo que ahora el padre Dalí la da a domicilio.

Bernardo se ha ofrecido a llevarlo en su taxi a cambio de que le perdone todos los pecados de este año y del próximo.

El jueves por la tarde se volvió a liar cuando Eisi empezó a bajar las escaleras haciendo todo tipo de aspavientos.

-Esa es "Pulp Fiction" -gritó Carmela, esperando la aprobación de Eisi, pero él se llevó las manos a la garganta.

-Qué manía con las películas. ¿No ves que también él se ha quedado sin voz? -apuntó Úrsula.

-Esto no me está gustando nada. Ya hay dos casos en el edificio -comentó María Victoria, con una camiseta de escamas de Sargo, pescado en la costa gallega, que Carmela pensó que quedaría mucho mejor en su horno que cubriendo los pechos de su vecina.

En vista de lo que podía ser el inicio de una epidemia, y temerosa de que Cinco Jotas cayera también, la Padilla llamó a un médico que les recetó descanso y miel con limón a los afónicos.

Al día siguiente, algo extraño nos despertó a todos. No era tanto que de la ventana del piso de Eisi saliera a grito pelado el "You Shook Me All Night Long" de AC/DC, sino que quien lo cantaba era doña Monsi. Me asomé al patio y vi a la Padilla pedirle que se callara. Eisi sacó la cabeza y, entonces, comprobamos que él era quien lo cantaba, pero con la voz de la presidenta. Incrédulos, y en pijamas, salimos a la escalera y, allí, nos tropezamos con doña Monsi.

-Sáquenme a este hombre de dentro -nos pidió enfadada y agarrándose la garganta.

-¡Tiene la voz de Eisi! -gritó Brígida.

-¡Atrás! -le ordenó María Victoria, temiendo que aquello fuera el preludio de una invasión zombi.

Alertado por Carmela, el médico regresó a echarles un vistazo y confirmó que se trataba de un virus llamado "vox mutationis" que se les pasaría con descanso y algo de suerte. Desde entonces, ninguno de nosotros ha vuelto a abrir la boca por miedo a perder la voz y que se la quede otro. Así que hemos decidido comunicarnos por gestos, con lo que Carmela está encantada, porque sigue jugando a las películas y va apuntando en un papelito los títulos.

Yo no digo nada.

@IrmaCervino

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