Lo malo de la realidad es que no sueña. Así que toda nuestra imaginación, nuestra capacidad de adulterar los perfiles de las cosas, los lugares, las historias y la gente, se va a freír puñetas cuando nos enfrentamos a la realidad. Pero todo que tiene de cruel lo tiene de sincera. La realidad miente en escasas ocasiones. Es una fría luz que ilumina sin sombras.

Los grandes personajes que surgieron en las últimas elecciones para liderar las candidaturas de las alternativas sociales y la nueva política ya han comenzado a sufrir el escrutinio de un chorro de luz informativo y corrosivo. Poco a poco, en la retorta mediática, burbujean líquidos que hieden tanto como los de los anteriores inquilinos del poder. Anda Colau contratando a su pareja en el partido; Manuela Carmena metiendo a la parentela en cargos de confianza; el alcalde de Zaragoza cargando la gomina a las cuentas municipales... Pero todo eso no es trascendente. Excepto si eres completamente idiota. Los nuevos partidos y los nuevos políticos sólo se diferencian de los anteriores -y no es poco- en que ellos aún no han tenido tiempo de defraudar completamente a sus electores.

Los partidos políticos españoles han permitido y tolerado la mediocridad, el servilismo y la corrupción. Ellos mismos han clavado la tapa de su propio ataúd y han llamado a la creación de su relevo. Pero lo relevante no es entender que las miserias humanas, el nepotismo y el sectarismo están presentes en todos los partidos, sean nuevos o viejos. El espectáculo realmente impresionante es ver en toda su crudeza cómo se evaporan las ilusiones y los sueños más infantiles de la política en su choque con las venenosas y afiladas aristas de la realidad.

Varias organizaciones políticas, entre ellas Podemos, pidieron a la Casa Real la suspensión del viaje a Arabia Saudí, previsto para el pasado mes de febrero, que finalmente se suspendió. La formación de Pablo Iglesias cree que no deben existir relaciones con un país donde las mujeres son discriminadas (como en el Vaticano) y donde se encarcela a los defensores de los derechos humanos (como en Irán) y está en contra de la venta de armamento español a países no democráticos y especialmente a Arabia Saudí.

Desde el puente de mando de la grandeza moral los tripulantes del barco de los sueños se aproximan a los escollos de la realidad. Y terminan chocando. El alcalde de Cádiz, José María González Santos, de Podemos, aprobó una resolución de apoyo a los astilleros de Navantia en el proceso de venta de cinco fragatas de guerra a Arabia Saudí, un encargo cuestionado y criticado por varias ONG internacionales. Y a freír puñetas.

Cuando se rompen los sueños no se escuchan himnos. Se deshacen en silencio. Uno abre los ojos y se da cuenta de que ha amanecido y toca levantarse, limpiarse las legañas e ir a trabajar. Eso es lo que están haciendo algunos idealistas que se han pasado al otro lado del espejo. Aquel donde estaban los que ellos escupían por hacer las mismas cosas.