Confieso que hacía muchos años que no encontraba en el Teatro Guimerá a un público tan enfervorizado como el del sábado 14. Once minutos de aplausos continuados, sin moverse nadie de su butaca, y algunos más solicitando que el telón no bajara. Fue una muy digna representación que hay que agradecer a todo el elenco, encabezado con la magnífica dirección escénica de Carlos Duran, la coral a las órdenes de Juan Ignacio Oliva, la coreográfica de Charo Febles y una orquesta joven dirigida ajustadamente por el maestro Jorge Rubio. Aquellos que siguen pensando que lo de fuera es siempre mejor se llevarían un gran chasco, pues contamos con excelentes artistas que van cogiendo tablas y se ven más sueltos sobre el escenario, por lo que la zarzuela tiene garantizada su futuro.

Entre los artistas de la tierra se coló el barítono Borja Quizá, un acierto y un lujo; tiene una hermosa voz, frasea con gusto y dispone de una gran presencia. Es joven y con una carrera espléndida, convirtiéndose en uno de los cantantes más importantes del país. Es curioso que escaseemos de su tesitura para la zarzuela en las islas, habiendo sopranos y tenores a punta pala. Como su pareja, destacó Tairuma Méndez, que bordó su papel de la princesa rusa Katiuska. También Pedro Noel como Boni. En general, todos estuvieron muy ajustados a sus papeles. Tengo que nombrar a Javier Jonás y Noelia Guidi, porque considero que tienen un gran porvenir como actores cómicos, ya que cuentan con el tono de voz adecuado y ajustado a esos roles. Recuerdo una conversación con el gran Enrique del Portal, en la que me confesó que fue Alfredo Kraus quien le recomendó declinarse por los papeles de tenor cómico, y a la larga acertó de pleno, pues Enrique ha sido uno de los mejores en esta parcela. Ahora vive retirado de la escena, pero en su haber tiene una extensa lista de participaciones en un sinfín de títulos. Badel Albelo va por muy buen camino, le falta soltarse un poco más y lanzar en escena los bocinazos que pega en el camerino para calentar la voz. Alicia, ¡qué gran actriz! Lo mismo vale para un papel que para otro, todo lo hace bien. Qué decir de Madariaga: pocos actores hay en nuestro país que se peguen una perorata de siete minutos sin pestañear. También salió a escena el bueno de Pepe Batista, que hizo muy bien de catalán. Completaron el elenco Cristina Farrais, muy segura, así como Enrique Román y Carlos Rojas. En suma un gran conjunto.

El público exige más zarzuela, pero con la situación de crisis los dineros no alcanzan. Los organismos públicos demoran los pagos hasta más de 120 días, y esto no es bueno para nadie: ni los de casa, que tienen que esperar tanto; ni los de fuera, que dejan de consumir y gastar en el entorno del teatro. En tiempos no muy remotos, a la firma de un convenio se adelantaba un 25% de la cuantía asignada, durante el transcurso del Festival se recibía el 50%, y máximo, un mes después de la clausura, se recibía la cifra restante. Se pagaba el sábado por la mañana y los artistas salían disparados a hacer compras, con lo que se beneficiaban los comercios. Ahora todo el mundo anda desperrado y con los gastos justos, y reciben sus prebendas cuando llega el dinero, por lo que lo invierten en su lugar de origen. Entiendo que hay necesidades, no culpo a nadie. Es una lástima, pero es lo que hay. Espero que esta penosa crisis pase por fin, pero mi deber es dar un toque de atención y despertar conciencias.

No sé si los políticos conocen bien los entresijos de un teatro; ya sé que no pueden estar en todo, pero les recomiendo que den una vuelta. El sábado, nada más terminar la función, un enjambre de personas desmontaron la escenografía, recogieron el material y metieron todos los arritrancos en el contenedor de 40 pies. A las dos y cuarto de la madrugada, llegaba la cabeza del camión para llevárselo al puerto y embarcarlo rumbo a la Península. Todas esas horas trabajadas son salarios, no me canso de decirlo. La cultura musical mueve mucha gente.

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