Nuestro compañero Cipriano Martín Álvarez falleció ayer, a los 50 años de edad, después de recibir los Auxilios Espirituales, dejando una gran tristeza en el corazón, no solo de sus familiares, sino de todos aquellos que gozaron en vida de su amistad y de su gran humanidad y sentido de la alegría que corría por sus venas, como buen sevillano.

Martín, como se le conocía en esta Casa, trabajó en diferentes departamentos del Grupo de Comunicación EL DÍA, donde llegó hace más de diez años. Con él tiene sentido lo que siempre se ha dicho de que todos tenemos amigos, muchos o pocos, buenos o malos, leales o ingratos, pero lo cierto es que no podemos vivir sin ellos. Por ello, cuando perdemos a un amigo como nuestro compañero, que era de los buenos amigos, y que nos hizo reír con frecuencia, su pérdida se siente en lo más profundo del alma.

Casado y padre de dos niños, de 3 y 8 años de edad, Martín se caracterizó por su alegría sevillana, que contagió a cuantos gozaron de su confianza y cariño. Rociero, gran devoto de la Virgen de la Blanca Paloma y aficionado al fútbol, bético de corazón, fue un ejemplo de superación, desde su paso por Suiza, hasta que se incorporó en el Grupo de Comunicación EL DÍA.

Hoy, a las 16:00 horas, tendrán lugar sus honras fúnebres en la capilla del tanatorio de Santa Lastenia, desde donde partirá mañana hacia Sevilla para ser enterrado en el cementerio de San Fernando, en la capital hispalense.

Cuando se es consciente de la muerte, se acaba asumiendo la propia soledad, por lo cual pedimos a todos los que formaron parte de la vida de Martín que lo sigan recordando en sus corazones porque amar a alguien es decirle: no morirás.

Desde la dirección de esta Casa, que fue la suya, así como de parte de sus compañeros, reciban nuestras condolencias sus familiares. Deseamos que Cipriano Martín Álvarez descanse en la paz del Señor, mientras elevamos a las alturas la más hermosa oración por su eterno descanso.