Fueron buscando quince minutos de rodaje y la experiencia se alargó cuatro años. Ese fue el punto de arranque de "Refugiados en su tierra", documental argentino codirigido por Fernando Molina y Nicolás Bietti que esta tarde, a partir de las 19:30 horas, se proyecta en el antiguo convento de Santo Domingo en el marco del Festival Internacional de Cine Medioambiental de Canarias (Ficmec). La erupción del volcán Chaitén, en la provincia chilena de La Palena (Los Lagos), es el actor principal de una escenografía apocalíptica. "Nuestra intención era captar la fuerza de un paisaje fantasmal, bastante tétrico", aclara Molina, antes de tomar un vuelo que le permitirá conocer por primera vez Tenerife. "He recibido buenos comentarios, tanto de la belleza natural de la Isla como del nivel de calidad del festival, que convierten esta experiencia en un gran atractivo", incide uno de los artífices de un audiovisual con un metraje de 96 minutos.

"Al principio hubo ceniza, un montón de ceniza, pero después de produjo un alud que sepultó el pueblo", rescata de un proceso natural que tenía como objetivo ver cómo reaccionaría la gente en el momento de volver a sus casas. "No queríamos acotar la visión que le íbamos a ofrecer a los espectadores al instante de desgracia. Desde el principio tuvimos claro que había que dar un todo, no destacar un aspecto concreto de un suceso que en su origen fue bastante llamativo. De hecho, no fuimos los únicos que nos interesamos en registrar lo que estaba ocurriendo en el entorno del volcán de Chaitén. "Otros trataron de buscar algo parecido y no lo lograron", cuenta sobre una cinta que obtuvo importantes reconocimientos en festivales especializados. "Si la pregunta es si estaba planificado hacer algo que consiguiera todos estos premios la respuesta es no, pero es cierto que la repercusión que tuvo desde su origen este trabajo nos convenció de que teníamos un material muy valioso".

Molina y Bietti fueron conscientes desde el primer fotograma de que "no era un trabajo que iba a ser consumido por un público de masas, pero sí tenía un ritmo y unas complejidades en su ejecución que le otorgaban un valor específico... El objetivo era que el espectador se sintiera dentro de la película, no que ella pasara por delante de estos sin generar ni un solo sentimiento de apego. Pese a que nunca ha trabajado con la mente en los premios, sí tenían muy claro que sin saber cuál iba a ser el producto final la evolución de los acontecimientos que narrábamos nos favorecía... lo más fácil era buscar un final abierto, pero estábamos comprometidos con el lugar y la gente que soportó esta catástrofe".

Molina, que sabe el carácter volcánico del terreno donde se desarrolla el Ficmec, expone que "un director nunca descansa; siempre hay un plano que te invita a realizar un documental. En ese sentido, espero encontrar en Tenerife una veta que me permita volver y trabajar sobre el terreno", vaticinó sin perder de vista que él no se siente "cautivo" de los grandes festivales por los que ya ha pasado Refugiados en su tierra, porque hay escenarios mucho más pequeños que son capaces de llamar su atención", concluye.

Fernando Molina

codirector de "Refugiados en su tierra"