Mañana volverá a dirigir a los integrantes de la Orquesta Sinfónica de Tenerife en el concierto que dará comienzo, a las 20:30 horas, en la Sala Sinfónica del Auditorio. Víctor Pablo Pérez ha diseñado un programa compuesto por “Las golondrinas”, Preludio, de José María Usandizaga; “Diez melodías vascas”, de Jesús Gurudi, y la Sinfonía número 11, en sol menor, “El año 1905” (opus 103), deDmitri Shostakovich. “Es un compositor que está a la altura de Beethoven, Brams o Mozart”, exalta el maestro burgalés, que inevitablemente habla del futuro más próximo de la que fue su casa durante más de dos décadas. “Me duele cuando las cosas no funcionan bien en la OST, pero sé que existe una voluntad de cambio necesaria”, avanza en el transcurso de una entrevista en la que analiza la evolución que experimentó la audiencia tinerfeña en los últimos años: “Es conocedora y exigente y, sobre todo, sabe cuando se le presenta una obra bien preparada y con un elevado convencimiento interpretativo”.

¿Después de una amistad tan larga queda algún secreto por descubrir entre usted y la OST?

¿Secretos? (ríe)... En la orquesta siempre hay algún músico nuevo u otros que no están. Eso influye en el funcionamiento habitual del grupo, pero secretos no tenemos. Lo que ocurre es que cada programa es un mundo y siempre debemos empezar de cero. En este caso tenemos uno bastante curioso con la Sinfonía número 11 de Shostakovich. Es casi la música de una película que gira en torno a la revolución rusa de 1905; una pieza que plasma de una forma visual aquellos acontecimientos.

¿Shostakovich siempre supone un hermoso reto para usted?

Es un autor al que he dirigido mucho. Creo que de las 15 que tiene he acometido unas doce, si no me equivoco... Esta en concreto la he abordado en varias ocasiones y es un tipo de música que traté de implantar durante mi estancia de director de la OST en un periodo en el que Shostakovich era todo un desconocido. Es más, alguna de sus sinfonías se estrenaron en España durante mi estancia en la Isla.

Precisamente se lo pregunto por esa difusión, es decir, que en su caso no hay duda de que realizó una labor casi pedagógica, ¿no?

Bueno... En Tenerife era un autor por descubrir y al principio cuando se programaba creaba alguna que otra reticencia en el público. Hoy en día ya es un clásico. Quizás sea por esa forma de componer que tan bien se fusiona con las imágenes. No voy a decir que es una música de cine, pero sí bastante visual. Es un autor que te está contando constantemente historias que afectaron a un país tan poderoso como lo fue la Unión Soviética. Lo que tuvo que sufrir durante tantos años este hombre durante el régimen de Stalin se transmite en una música que no es abstracta o extraña, sino que es directa e impactante: tiene ritmo, melodía y una belleza dramática. Tenerife fue una pionera a la hora de mostrar a un compositor que hoy en día está a la altura de Beethoven, Brams o Mozart.

El público de Tenerife ha madurado a medida que fue creciendo la OST. ¿Eso implica que los niveles de exigencia son superiores?

No sabría explicar muy bien en qué punto están sus exigencias, pero es evidente que su evolución ha ido en paralelo al crecimiento experimentado por la Orquesta Sinfónica de Tenerife y el Festival de Música de Canarias. Ya son unos cuantos años haciendo música de gran altura y, por lo tanto, el público es conocedor del gran repertorio, incluyendo compositores del siglo XX importantísimos como pueden ser Shostakovich, Stravinski, Prokofiev o Mahler. La audiencia de Tenerife es conocedora y exigente y, sobre todo, sabe cuando se le presenta una obra bien preparada y con un elevado convencimiento interpretativo. También es verdad que existe una parte tradicional que aún prefiere una sinfonía de Beethoven a “El Mesías” de Händel porque la primera opción es un clásico entre todos los clásicos.

Como director honorífico de la Orquesta Sinfónica de Tenerife imagino que está al tanto de todos los cambios que se quieren introducir en su modelo de gestión. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Lo primero que tiene que buscar el Patronato es un gerente. Ese proceso ya está en marcha y una vez que se consolide esa figura será este el que deberá configurar, dialogando con los músicos, con los políticos y con este organismo, qué perfil de director necesita la OST en este periodo de su historia. Hoy en día se toman muchas decisiones por consenso y lo primero que debe quedar totalmente resuelto es encontrar la figura del gerente, ya que llevamos muchos años sin esa pieza y eso no es bueno para la orquesta.

¿Estamos, pues, ante un nuevo ciclo en la historia de la Orquesta Sinfónica de Tenerife?

La orquesta ha tenido dos directores después de mi salida como fueron Lü Jia y Michal Nesterowicz. Ellos han marcado unas pautas en el apartado artístico, pero durante esos periodos prácticamente se ha estado sin gerentes. Esa es una pieza fundamental que debe trabajar en equipo con el director artístico. En cuanto quede cubierta esa plaza habrá que realizar una búsqueda muy precisa. El próximo director deberá tener un alto compromiso con Tenerife y conocer para qué sirve una orquesta en la Isla, que es algo totalmente diferente al uso que se le da a una orquesta en Alemania, en Inglaterra, enSuiza o en Polonia...

¿Lo recomendable es que sea consciente del carácter insular?

No es un problema asociado al hecho insular, pero sí nacional... Las orquestas en España tienen una vida muy reciente que gira en torno a los 25 años de vida, treinta como mucho, mientras que en Europa hay formaciones que acumulan más de cien. Ese desfase implica que hay que atenderlas mejor.

¿También sería recomendable que creciera en número?

La OST ha sufrido importantes recortes. Ahora mismo esos ajustes afectan al 10% de sus plazas y, además, en puestos relevantes como de solistas o concertinos que están pendientes de cubrir. Además, el presupuesto destinado al gasto artístico se ha reducido en un 80%, lo que supone un grave déficit porque esa es la parte que se dedica a programar giras o grabar un disco. Para resumir, en una orquesta de este nivel no basta con pagar los sueldos sino que requiere de unos elementos que le aporten visibilidad. Esto es como mantener un coche de alta gama. Además de un buen seguro y un conductor experto, se necesita buscar la gasolina más apropiada. Si falta esa parte del presupuesto de poco te sirve ese vehículo.

¿Y cómo se sienten las cosas que ocurren alrededor de este grupo desde Madrid?

El seguimiento de la OST es casi permanente porque vi cómo se fue cocinando a fuego lento durante más de veinte años. El amor y el cariño que siento por ella me hace vivir su día a día de una manera muy cercana. Por eso me duele cuando las cosas no funcionan bien en la OST. Me gustaría que ahora se acertara con la elección de un equipo, un equipo en mayúsculas, que nos vuelva a colocar como un referente nacional.