Al buen tiempo parece que le está costando quedarse, ¿o tal vez está dando una tregua para poner las casas a tono con el calor, los colores y los tejidos de temporada?.

En esta ocasión se dejan a un lado las telas sobrias, los estampados sencillos y los objetos más clásicos, para dar paso a todo lo que se presenta tropical.

Los papeles tapiz están causando furor, se proponen con dibujos exagerados de palmeras, loros e incluso piñas. Pueden ser de diferentes texturas, imitando a tejidos como shangtung, piqué o loneta. En la gama cromática los colores ácidos, son apuesta segura. Existen tanto para interiores como exteriores, y permiten que el espacio quede decorado al completo o en un único testero. La combinación entre varios papeles funciona, aunque es una posibilidad por la que solo apuestan los más atrevidos.

Tanto en terrazas como porches, las paredes atrevidas coordinan a la perfección con confortables sillones de ratán, que tapizarán los asientos con telas lisas, y se complementarán con cojines de los mismos colores, sean tanto empapeladas como pintadas. Apostar para los complementos textiles, por telas ikat, características de la isla de Ibiza, o por atrevidas rayas en blanco y negro, hará de un sencillo espacio, el lugar de encuentro. Las velas de todas las formas y tamaños, se pueden poner sueltas, o dentro de importantes fanales. Para casos puntuales, es una buena opción decorar frutas frescas con "pinturas a la tiza", lograrán un acabo muy especial. Los palés, son el aliado perfecto para fabricar un divertido sofá, anclados entre si conseguirán la forma y tamaño correcta. Las sombrillas, que se presentan casi como de "patchwork", cubrirán del sol en espacios de tertulia o zonas de descanso, que recogerán una hamaca, que va de árbol a árbol.

En interiores, las bases se mantienen, pero cambian materiales y formas. Los sillones que pueden ser de terciopelo o piel, se visten con "plaids", o más conocidas como mantitas decorativas. Es un complemento que permite casi de todo, colores vivos y alegres, que dibujan rayas de diferentes grosores, incluso mezclándolos entre sí haciendo zigzag. Se decoran con pasamanería, o con un sencillo vivo. Los cojines se conjuntan en forma y colorido, se pueden añadir apliques, hasta hacerlos redondos. Las velas se mantienen en interiores, de todas formas y colores, algunas dibujan corales, otras flamencos. La gama cromática es menos arriesgada que en exteriores, apuesta por los grises para las bases, permiten la mezcla con fuxias y turquesas. Los blancos recogen los tonos verdes y naranjas. En mobiliario las maderas vistas, cuanto más tropicales mejor, esas que permiten viajar hasta lugares de sol, luz y calor. Mesas decapadas, sobre generosas alfombras de coco, que soportan marcos con estarcidos que dibujan frutas y flores.

Para las cenas veraniegas, se apuesta por manteles vaporosos, dibujados con motivos caribeños. Las vajillas, lisas y diferentes entre cada plato. Las cristalerías transparentes pero de colores, en consonancia con las servilletas de lino que se cerrarán con una lazada de hilo de bala, para sujetar un hibisco, o flor de cera. Las cuberterías, con mangos de madera, si son tallados conseguiremos que sea la pieza perfecta. Los centros de mesa con la luz de las candelas, que rodearán una espectacular base de bambú, como soporte de frutas exóticas: rambutanes, carambolas o pitayas, que compartirán espacio con flores similares.

No es tiempo de quedarse con las ganas de disfrutar del color, el calor y los sueños. Desde cada hogar se puede viajar a un sugerente lugar tropical.