A veces le cuesta recordar los años que lleva como presidente de la asociación de vecinos San José de Taborno. Por eso recurre a otra referencia más sencilla: "Desde que se fundó la democracia".

Teodoro Martín Ravelo, el único presidente vecinal que ha tenido Taborno y, posiblemente, el que más tiempo lleva en el cargo de todos los que están en activo en Santa Cruz, se despedirá el año que viene, coincidiendo con el final de su mandato.

Jubilado desde hace cinco años de la empresa Transportes Interurbanos de Tenerife (Titsa) -ingresó en ella en el año 1972-, Martín cree que ha llegado el momento de ceder el testigo a gente "más joven", que quiere seguir defendiendo al pueblo para que sus habitantes tengan "los mismos derechos" que el resto de ciudadanos de Santa Cruz.

Sobra decir que durante todo el tiempo que lleva al frente del colectivo vecinal de Taborno ha visto cómo se transforma un caserío que, a pesar de los avances, no ha perdido -ni quiere perder- su esencia de siempre.

Con especial cariño recuerda cuando se asfaltó la carretera, a finales de la década de los 70 y principios de los 80-, siendo presidente del Cabildo de Tenerife José Miguel Galván Bello (UCD-ATI).

"Fue una lucha dura, porque querían asfaltar el resto de vías y dejar de tierra la de Taborno", subraya. Finalmente, y tras varias reuniones, se logró el objetivo.

Y si con cariño recuerda ese avance, no olvida, sin embargo, otras dos cuestiones. La primera, por la frustración que supuso, es el "olvido" del exalcalde Miguel Zerolo. "Nunca vino por aquí". Y la segunda, por lo duro que resultó, la incomunicación que sufrió el caserío con la tormenta tropical Delta, en el año 2005. "Nos quedamos incomunicados totalmente", enfatiza.

La solución que les dieron para poder comunicarse fue una emisora con batería que aún conservan en el local de la asociación de vecinos por si volviera a ocurrir algo similar. "Con esto podemos hablar sin problemas con el Cecopal", relata con cierto alivio.

Es el precio que tienen que pagar por vivir en un entorno privilegiado, para el que siguen solicitando servicios básicos como la mejora del alumbrado público, del suministro del agua o los accesos a las viviendas. "Para que llegue una ambulancia", precisa.

Son demandas que él ha formulado, que no han tenido solución y que le tocará lidiar a quien lo sustituya. Pero en Taborno ya saben que la solución a sus problemas se produce al mismo ritmo pausado que viven sus gentes.