Hace ya más de un mes, el pasado 22 de abril, se celebró el Día Internacional de la Madre Tierra (Earth Day), un evento que se organizó por primera vez en el año 1970 promovido por un senador estadounidense (Gaylord Nelson), lo que no deja de ser anecdótico. Tras más de 40 años de historia, en la actualidad se unen a sus actos y reivindicaciones más de 180 países de todo el mundo, y en cada uno de ellos, todo el tejido de asociaciones y entidades públicas y privadas que luchan por conservar el medio ambiente y hacer de nuestro planeta un escenario de futuro para nuevas generaciones. Los objetivos de este Día de la Madre Tierra son, en resumen: preservar nuestro entorno, luchar contra la contaminación, velar por la biodiversidad y frenar el cambio climático. En un contexto social como el actual, la opinión pública valora en especial todas las iniciativas dedicadas a la preservación del medio ambiente, y se ha endurecido la legislación en materia de sostenibilidad.

Con este escenario y clima de opinión tan sensible hacia la sostenibilidad, podemos afirmar que la preocupación por el medio ambiente ya formaba parte de la conciencia colectiva y la identidad canaria. Hace ya 18 años que el Festival de Cine Medioambiental se celebra en Tenerife, primero en Puerto de la Cruz y ahora en Garachico. Este año 2016 ha tenido lugar desde el 24 hasta el 30 de mayo. Garachico es un municipio característico y vinculado al respeto por el medio ambiente, posee parte de varios espacios protegidos como: el Parque Nacional del Teide, Reserva natural del Chinyero, y el Monumento natural de Roque de Garachico. Todos ellos zonas especiales de conservación y de protección para las aves. El Festival nació como un alegato hacia el fomento de la ecología y el respeto por la naturaleza además de para reforzar la relación del ser humano con el medio ambiente. Sus promotores, de forma inteligente, abogaron por una temática que en su momento era pionera y avanzada a su tiempo y que hoy es todo actualidad. En sus créditos aparecen reflexiones como: "Es muy significativo que haya sido Canarias el lugar del primer festival de cine medioambiental en España", o "Es el festival más importante y más antiguo de naturaleza en España". Porque si existe un sello de identidad de las Islas Canarias es la belleza de sus paisajes, su biodiversidad y el respeto de las administraciones y sus habitantes hacia la naturaleza que les rodea.

No es el único festival de cine dedicado a la naturaleza. Existen referentes muy importantes como el Japan Wildlife Film Festival, el Festival internacional de Cine de Naturaleza de Vaasa en Finlandia, o el Festival Internacional del Cine Científico El Mundo del Conocimiento en San Petersburgo (Rusia). En España existen otros ejemplos como el Gran Premio Unicaja del Cine Científico de Ronda, el del Valle de la Fuenfría en Cercedilla (Madrid) o el Festival Internacional de Cine del Medio Ambiente en Barcelona y León. A nivel internacional la asociación Green Film Network reúne a algunos de los principales festivales de cine medioambientales del mundo, y el Film4Climate es una inciativa que pretende ecologizar los rodajes y minimizar el impacto medioambiental de estos. El FICMEC de Garachico forma parte de ambas asociaciones manifestando su total compromiso con la naturaleza.

En todos ellos, pero más concretamente en Tenerife, existen varias categorías de premios, generalmente: largo documental, largo de ficción y corto. Y muchos talleres y actividades diseñados alrededor de la naturaleza y el medio ambiente. Este año han destacado en Tenerife el taller de solarigrafía, que consiste en una fotografía de larga exposición que registra la huella del Sol en su movimiento aparente sobre el cielo, la sección Vulcanalia, que retrata a la perfección la identidad tinerfeña, y los talleres de cine medioambiental destinados a los alumnos de Tenerife que se forman en el audiovisual.

Para ilustrar este artículo podríamos llevar a cabo una breve explicación de dos géneros o formatos que, aunque muy próximos, tienen pequeñas diferencias, especialmente en su concepto inicial y ventana de exhibición: el documental de naturaleza y el cine de naturaleza.

Un documental de naturaleza es un género audiovisual cuyo principal contenido es la recreación de la flora, la fauna, fenómenos atmosféricos y geológicos, (estos últimos en menor medida), y responde a un interés natural por parte de profesionales, no sólo del mundo audiovisual, de representar el comportamiento de los seres vivos en nuestro entorno. Este tipo de documentales tienen una clara intención de divulgación científica, dando a conocer aspectos de la vida natural y animal al gran público, y además pretenden fomentar el respeto hacia la naturaleza por parte de la sociedad lanzando siempre un mensaje dirigido a la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente. Como formato tienen varios elementos comunes: retratan el comportamiento a través de imágenes reales de los seres vivos y su entorno, se filman con pocos recursos humanos, y su duración no suele sobrepasar la barrera de los 40 o 50 minutos. Esta última característica responde a la ventana natural que tiene este género, concebido generalmente para televisión y canales temáticos o colecciones por entregas. En la balanza entre retratar flora y fauna, son los documentales sobre los animales mucho más comunes, ya que el comportamiento animal puede reflejarse de manera mucho más sencilla y más reconocible para el espectador que la vida vegetal, más estática e impersonal para el público. Aunque hemos comentado su límite en cuestiones de equipo humano no es así en lo que se refiere a recursos técnicos, porque en gran medida incorporan soluciones tecnológicas y métodos que permiten filmar sin luz, acelerar el movimiento, rodar bajo el agua e incorporar soluciones de posproducción que permiten recrear escenarios, animales o flora, insólitos, muchos hoy ya desaparecidos. En este sentido, y como cualquier producto audiovisual, si se incorporan las técnicas cinematográficas al formato, se gana en espectacularidad y acabado, consiguiendo incluso un efecto narrativo muy dramático, pero tal vez perdiendo en rigor científico.

Todos podemos recordar profesionales de la talla de Jacques-Yves Cousteau con su barco "Calipso", Gerald Durrell o David Attenborough, como las grandes referencias del documental de naturaleza. También los documentales de la BBC, National Geographic y Discovery Channel. En el caso español nuestro amado Félix Rodríguez de la Fuente y su archiconocida "El Hombre y la Tierra". Todos ellos imprimieron un sello personal a sus contenidos y nos recordaron el respeto y la necesaria reflexión hacia el mundo que nos rodea.

En otro orden, aunque de forma muy difusa, podríamos hablar del cine de naturaleza. No es sólo una cuestión de etiqueta, el cine de naturaleza sí incorpora todos los elementos dramáticos, narrativos y de composición del género cinematográfico y tiene como ventana de exhibición las salas de cine. No hay ejemplos claros, se trata de películas en las que la naturaleza y sus elementos son un personaje más del relato. No hay que confundirlo con el cine de catástrofes, con volcanes, inundaciones o cambios climatológicos e incluso llamadas al fin del mundo, en donde, aunque es cierto que la naturaleza es protagonista, en esencia es otra cosa. ¿Recuerdan "El Oso" de Jean Jacques Annaud? O más reciente, ¿el documental Océanos producido por la factoría Disney? Hay grandes películas que podríamos incluir: "El Cazador" de Akira Kurosawa, "El viaje del emperador", "El libro de la selva" (no su versión Disney), "Gorilas en la niebla", "Dos hermanos", "Whale Rider" y muchas de ellas de animación (no infantiles) como "La princesa Mononoke" o "Ice Age". También tenemos algún ejemplo más reciente y español, para más señas, "El Olivo" de Iciar Bollaín, que por su guión podría incluirse en este apartado. No hay límites claros, pero sí podemos afirmar que en este género existen rasgos característicos: el mensaje es siempre de respeto hacia la naturaleza, el afán de divulgación científica pasa a un segundo plano en beneficio de la historia, y la naturaleza o alguno de sus elementos forma parte de la acción narrativa y del conjunto de personajes. Por último, se busca su exhibición en salas de cine y no en la televisión, lo que le confiere un carácter distinto en cuanto al formato, la realización y el público al que llega.

En esta ya 18º edición de FICMEC existen novedades sobre otros años: se han incorporado dos días de exhibición para acoger a más proyecciones y se organizan nuevos talleres que implican a todo el municipio. A falta de saber el premio en cada una de las categorías, podemos afirmar que esta edición será un éxito como las anteriores, no sólo por la calidad de sus proyecciones, sino también por como desde la organización del festival y de la administración se ha conseguido conjugar el mundo del cine con la naturaleza, la música, la fotografía, la experiencia y la memoria colectiva. Garachico se consolida apostando por una iniciativa pionera en España haciendo suyo un mensaje de respeto hacia la naturaleza que se identifica claramente con la identidad de la localidad y su amplia red de recursos naturales. "Tiempo para pensar", ese es el lema de esta edición que nos invita a reflexionar sobre la importancia del entorno que nos rodea, la sostenibilidad como objetivo prioritario y el espacio para observar y disfrutar de la naturaleza