A día de hoy, que estas Islas no hayan incorporado a su abastecimiento energético el mayor porcentaje posible de energías renovables tiene difícil explicación. No se puede ser tan tonto ni ensayando. Tenemos sol y viento gratis y preferimos depender exclusivamente del suministro de petróleo. Ni siquiera es ya por razones medioambientales; es por sentido común. Por abaratar la factura energética (un 5% de nuestro PIB) y por reducir nuestra dependencia exterior.

Cuando un niño pasa a ser adulto se dice que puede valerse por sí mismo. Porque la autonomía, la capacidad para atenderse a uno mismo y sus necesidades básicas, es lo que marca la diferencia entre la dependencia y la libertad. El terreno de la soberanía energética no es el único donde no hemos avanzado ¿Por qué Canarias en vez de ser cada vez más autónoma se ha vuelto cada vez más dependiente?

El éxito del sector turístico, que no ha podido ser estropeado por la abundante intervención de los gobernantes, nos ha llevado a facturar casi quince mil millones de euros y a transformarnos en uno de los principales destinos del planeta. Esa especialización, además de equilibrar nuestra balanza comercial, nos ha situado en el mapa del mundo. Es lo único que nos ha funcionado.

Hace años, al comienzo de la autonomía Jerónimo Saavedra fue uno de los primeros políticos en rescatar el viejo proyecto de Canarias como "plataforma tricontinental": un enclave logístico en la intersección de Europa, África y América. Desde entonces hasta hoy, el único negocio que se ha construido sobre esa clave es el puerto de La Luz de Las Palmas.

La mayoría del tráfico aéreo de Norteamérica a África pasa por aeropuertos nodales de Europa, como Madrid, París, Londres o Frankfurt, lo que alarga y encarece los viajes. Un vuelo de Atlanta a Sudáfrica que haga escala en Madrid tarda más y recorre dos mil kilómetros más que haciendo escala en Canarias. Entonces, ¿por qué no nos transformamos en un nudo de comunicaciones, en un punto de escala estratégico? ¿Por qué no somos eso que se llama "hub aeroportuario"? Sencillo. Porque Madrid no nos deja.

La denominada "quinta libertad" del aire permitiría a los aeropuertos canarios competir libremente en ese terreno. Pero el centralismo reinante en España considera, con mucha razón, que Canarias es un enorme peligro para la prosperidad de los dos grandes aeropuertos peninsulares. La competencia de las islas, si pudieran convertirse en punto de escala, podría arrebatar una parte sustancial de la tarta que hoy se zampan Madrid y Barcelona.

Por eso, Madrid se ha negado tenazmente a otorgar a Canarias la capacidad para operar como nodo aeroportuario. Las peticiones para que alguna compañía aérea realice escala en las islas han sido ignoradas por las autoridades peninsulares. En vez de pedir más y más subvenciones, en vez de seguir enganchados a las ayudas, deberíamos luchar para competir y comerciar. Para hacer realidad aquel sueño de ser el punto de encuentro de tres continentes al que renunciamos cuando decidimos dejar de ser libres a cambio de vivir como mantenidos.