"Esta será ya la cuarta vez en el último año que pidamos por registro de entrada una solución al problema, pero hace más de seis que lo solicitamos. Y lo hemos hecho de nuevo después del incendio de hace unos días que originó el susto y la preocupación de todos los que vivimos en este entorno". Lo aseguró ayer un portavoz de la comunidad de propietarios Residencial Las Avenidas de Añaza, ubicada en el número 22 de la Rambla Luis Celso García Guadalupe, respecto a las malas hierbas "que crecen hace años junto al depósito de gas propano de la piscina municipal Dácil Cabrera Flores".

Relatan las fuentes cómo ya se dirigieron por escrito a las instancias municipales el año pasado. En concreto, el 3 de junio, el 20 de agosto y el 16 de septiembre de 2015 tanto al Organismo Autónomo de Deportes (OAD) como al área de Servicios Públicos o al propio alcalde, José Manuel Bermúdez, sin obtener respuesta hasta el momento".

Lo han vuelto a reiterar con fecha del pasado 26 de este mes, justo después de que un aparatoso incendio se saldara sin daños personales, pero "otra vez con nervios porque las malas hierbas alcanzaron el metro y de altura. Y nuestras viviendas están a escasos 20 metros de este foco".

Desde la comunidad de propietarios recuerdan que "los técnicos de la Gerencia Municipal de Urbanismo ya visitaron la zona y luego emitieron un informe en el que recomendaban el cierre del perímetro con vallas y ponerle una puerta al depósito, de grandes dimensiones y situado en la parte baja de la instalación en una especie de terraplén. Nunca se hizo".

"Tampoco han cumplido -añaden- la promesa de que en la parte que da a los aparcamientos, justo debajo del depósito de combustible, llena ahora de rabo de gato también se levanten en el futuro unas canchas de pádel".

Por otro lado, advierten las fuentes de que "en este entorno se reúnen jóvenes que incluso han llegado a manipular el depósito con el consiguiente riesgo. Habría, por lo tanto, que prohibir también el acceso a ese entorno, salvo al personal autorizado o de mantenimiento. Por ejemplo, pocos días antes de este último incendio, un grupo de personas pernoctó allí en una tienda campaña. Si hubiesen estado esa noche, tal vez estaríamos hablando de otras consecuencias, mucho más graves que la que la simple quema de los rastrojos, así como la rápida y eficaz actuación de los bomberos para sofocar las llamas".

Desde la comunidad de vecinos reiteran la solicitud de que "se adopten las medidas necesarias, como mínimo limpiar la zona y dejarla libre de hierbajos, más ahora que llega el verano, para solucionar este problema y no dar lugar a que ocurran desgracias que luego debamos lamentar. Más teniendo en cuenta que los propios técnicos municipales así lo han considerado en sus diferentes conclusiones tras desplazarse al barrio".