Eran las 10.30 horas del martes, 2 de junio del año 2014, cuando el actual presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, comunicaba al país, en una declaración institucional desde el Palacio de la Moncloa, que el rey Don Juan Carlos había decidido abdicar después de casi cuatro décadas al frente de la jefatura del Estado.

Rajoy anunciaba a los españoles que el Rey le había comunicado "su voluntad de renunciar al trono y abrir el proceso sucesorio" y convocaba para el día siguiente un Consejo de Ministros extraordinario para "poner en marcha las disposiciones constitucionales".

La abdicación del monarca, que entonces tenía 76 años, se producía en momentos en que la monarquía española se había visto sacudida por diversos escándalos que habían perjudicado su popularidad y después de que el Rey hubiera sido sometido a varias intervenciones quirúrgicas.

Entre esos acontecimientos estaba el procedimiento judicial en el que están imputados la infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarin, o el viaje de Don Juan Carlos a Botswana a cazar elefantes, por el que llegó a pedir perdón.

El paso dado por el monarca se producía también poco después de que los dos principales partidos en España, el Partido Popular (PP) y el Partido socialista Obrero Español (PSOE), ambos firmes defensores de la monarquía, hubieran cosechado un mes antes su peor resultado electoral conjunto en unas elecciones, mientras aumentaba el respaldo a los partidos abiertamente republicanos.

Muy pocas personas conocían las intenciones de abdicar del Rey, quien ese mismo día tenía previsto viajar a Catalunya para presidir el acto de bienvenida a los participantes del 49 Congreso de la Federación Internacional de Esquí (FIS), viaje que obviamente anuló. Curiosamente esa jornada se elegía en Murcia al ganador del 33º Concurso Escolar ''¿Qué es un Rey para ti?''.

Don Juan Carlos había tomado la decisión de abdicar en enero, tras cumplir 76 años. Posteriormente en el mes de marzo se lo comunicó tanto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como al entonces jefe de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Poco después del anuncio hecho por Rajoy, la Casa Real publicaba en su cuenta de Twitter el documento oficial, en el que el Rey comunicaba al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, su decisión de renunciar al trono.

"A los efectos constitucionales procedentes, adjunto el escrito que leo, firmo y entrego al Señor Presidente del Gobierno en este acto, mediante el cual le comunico mi decisión de abdicar la Corona de España", decía el texto, bajo el cual aparecía la firma de don Juan Carlos.

El mensaje en Twitter iba acompañado por una imagen del documento y dos fotografías de Rajoy con el monarca en el despacho de este último en el Palacio de La Zarzuela. En una de ellas, se veía al Rey entregando el documento al presidente del Gobierno, y en la otra aparecían de pie, sonrientes, estrechándose la mano.

La noticia provocó que la página web de la Casa Real se cayera y causó un auténtico revuelo en las redes sociales, a través de las cuales se convocaron también concentraciones en ciudades de toda España a favor de la República y de que se convocara un referéndum en el que los españoles puedieran decidir si deseaban mantener o no la monarquía.

MENSAJE DEL REY

Posteriormente el monarca se dirigía al país y transmitía el siguiente mensaje:

"Me acerco a todos vosotros esta mañana a través de este mensaje para transmitiros, con singular emoción, una importante decisión y las razones que me mueven a tomarla.

En mi proclamación como Rey, hace ya cerca de cuatro décadas, asumí el firme compromiso de servir a los intereses generales de España, con el afán de que llegaran a ser los ciudadanos los protagonistas de su propio destino y nuestra Nación una democracia moderna, plenamente integrada en Europa.

Me propuse encabezar entonces la ilusionante tarea nacional que permitió a los ciudadanos elegir a sus legítimos representantes y llevar a cabo esa gran y positiva transformación de España que tanto necesitábamos.

Hoy, cuando vuelvo atrás la mirada, no puedo sino sentir orgullo y gratitud hacia vosotros.

Orgullo, por lo mucho y bueno que entre todos hemos conseguido en estos años.

Y gratitud, por el apoyo que me habéis dado para hacer de mi reinado, iniciado en plena juventud y en momentos de grandes incertidumbres y dificultades, un largo período de paz, libertad, estabilidad y progreso.

Fiel al anhelo político de mi padre, el Conde de Barcelona, de quien heredé el legado histórico de la Monarquía española, he querido ser Rey de todos los españoles. Me he sentido identificado y comprometido con vuestras aspiraciones, he gozado con vuestros éxitos y he sufrido cuando el dolor o la frustración os han embargado.

La larga y profunda crisis económica que padecemos ha dejado serias cicatrices en el tejido social, pero también nos está señalando un camino de futuro cargado de esperanza.

Estos difíciles años nos han permitido hacer un balance autocrítico de nuestros errores y de nuestras limitaciones como sociedad.

Y, como contrapeso, también han reavivado la conciencia orgullosa de lo que hemos sabido y sabemos hacer y de lo que hemos sido y somos: una gran nación.

Todo ello ha despertado en nosotros un impulso de renovación, de superación, de corregir errores y abrir camino a un futuro decididamente mejor.

En la forja de ese futuro, una nueva generación reclama con justa causa el papel protagonista, el mismo que correspondió en una coyuntura crucial de nuestra historia a la generación a la que yo pertenezco.

Hoy merece pasar a la primera línea una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender con determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando y a afrontar con renovada intensidad y dedicación los desafíos del mañana.

Mi única ambición ha sido y seguirá siendo siempre contribuir a lograr el bienestar y el progreso en libertad de todos los españoles. Quiero lo mejor para España, a la que he dedicado mi vida entera y a cuyo servicio he puesto todas mis capacidades, mi ilusión y mi trabajo.

Mi hijo Felipe, heredero de la Corona, encarna la estabilidad, que es seña de identidad de la institución monárquica.

Cuando el pasado enero cumplí 76 años consideré llegado el momento de preparar en unos meses el relevo para dejar paso a quien se encuentra en inmejorables condiciones de asegurar esa estabilidad.

El Príncipe de Asturias tiene la madurez, la preparación y el sentido de la responsabilidad necesarios para asumir con plenas garantías la Jefatura del Estado y abrir una nueva etapa de esperanza en la que se combinen la experiencia adquirida y el impulso de una nueva generación. Contará para ello, estoy seguro, con el apoyo que siempre tendrá de la Princesa Letizia.

Por todo ello, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles y una vez recuperado tanto físicamente como en mi actividad institucional, he decidido poner fin a mi reinado y abdicar la Corona de España, de manera que por el Gobierno y las Cortes Generales se provea a la efectividad de la sucesión conforme a las previsiones constitucionales.

Así acabo de comunicárselo oficialmente esta mañana al Presidente del Gobierno.

Deseo expresar mi gratitud al pueblo español, a todas las personas que han encarnado los poderes y las instituciones del Estado durante mi reinado y a cuantos me han ayudado con generosidad y lealtad a cumplir mis funciones.

Y mi gratitud a la Reina, cuya colaboración y generoso apoyo no me han faltado nunca. Guardo y guardaré siempre a España en lo más hondo de mi corazón".

Juan Carlos, que había devuelto a los Borbones al trono de España y que impulsó el regreso de la democracia cedía así el paso a su hijo, el príncipe Felipe, quien el 19 de junio era aproclamado rey con el nombre de Felipe VI.