Las laminarias, macroalgas esenciales para el ecosistema marino costero y amenazadas por el cambio climático, la explotación comercial y la contaminación, aseguran su futuro a través de un banco de "semillas", pionero en Europa, capaz de conservar y resguardar la diversidad genética de estas algas.

A orilla del Cantábrico, el Instituto Español de Oceanografía (IEO) gestiona un centro de investigación para el cultivo de macroalgas marinas que, desde la década de los 90, acoge un banco de germoplasma o semillas de laminarias con 43 cepas de especies seleccionadas de estas algas para su conservación futura.

La próxima revolución agrícola tendrá lugar en el mar y en esta nueva agronomía marina las laminarias serán la base del suministro de alimentos, piensos, medicinas y de energía, ha explicado a EFE, Cesar Peteiro, investigador del IEO.

Pero para ello es "necesario garantizar la conservación y el cultivo de estos vegetales marinos partir de bancos de semillas".

En el medio marino, las laminarias, entre otros aspectos, son hábitat y refugio de especies marinas, fijan el sedimento y actúan como sumideros de CO2, lo que ayuda a mitigar el calentamiento global y la acidificación de los océanos.

Respecto al valor económico de estas algas, Peteiro ha señalado que está determinado por los distintos usos que de ella se hacen tanto en la industria textil, farmacéutica, cosmética, gastronómica, como biocombustible o en la industria alimentaria.

A este respecto, ha detallado, que estas macroalgas, carecen de diferenciación entre raíces, tallos y hojas y destacan por su alto contenido en proteínas, alrededor de un 20 por ciento de su peso, por lo que son tan apreciadas en la alimentación humana.

Sin embargo, las laminarias, con una talla cercana a los 2/3 metros en la costa atlántica española y hasta unos 50 metros en el Pacífico, se encuentran en peligro debido al impacto de factores como la contaminación y explotación comercial y al cambio climático.

En este punto el investigador ha señalado que en las costas atlánticas de Europa, especies como la Laminaria hyperborea, Laminaria ochroleuca y Saccharina latissima, muy acostumbradas a aguas más frías, han sufrido una fuerte disminución de sus poblaciones debido al aumento de la temperatura del mar.

Para Ceteiro, especialista en su cultivo, este declive también se ha observado en la Península Ibérica donde las laminarias han llegado a desaparecer casi totalmente de las costas del Cantábrico.

En este escenario, el banco de germoplasma de la Planta de Cultivo de "El Bocal" del IEO en Santander es fundamental para poder disponer de un reservorio estatal de referencia que asegure la conservación de laminarias ibéricas amenazadas así como el futuro desarrollo de programas destinados a restaurar sus bosques.

El banco data los años 90, cuando las poblaciones de laminarias aún eran abundantes en nuestras costas, y nació con un fin claramente comercial: favorecer el cultivo de estas algas.

En la actualidad, el banco alberga 43 cepas de dos especies seleccionadas de manera natural a lo largo de varias generaciones y resistentes a las altas temperaturas del agua mar, lo que tiene una gran utilidad en un contexto de cambio climático.

Estas cepas tienen un "enorme valor ambiental y comercial": después de 20 años de una cuidada selección y conservación en laboratorio para salvaguardar sus poblaciones, dichas cepas son capaces de dar origen a nuevos individuos con los que repoblar áreas marinas aunque la temperatura ascienda.

Peteiro ha destacado que con este banco de semillas se podría "llenar todo el Cantábrico de laminarias" ya que sus células tienen la capacidad de multiplicarse en condiciones de cultivo y a partir de poca cantidad de cepas y con una adecuada variabilidad genética se puede obtener todos los individuos que se quiera.

Pero para ello es necesario el apoyo económico de administraciones públicas y privadas que permita consolidar un banco de germoplasma de laminarias en el IEO como referente nacional para la conservación, restauración ecológica, cultivo comercial de estas macroalgas, ha advertido Peteiro.