La ciudad de Marsella vive una tensa espera la víspera del encuentro que enfrentará a Inglaterra contra Rusia, en un partido calificado de alto riesgo y convertido en un polvorín, en el que el temor a un atentado se mezcla con la posibilidad de que choquen las aficiones radicales de ambos países y del propio equipo local.

Los primeros incidentes en el Puerto Viejo de la ciudad, donde de madrugada la policía antidisturbios ha tenido que desalojar a unos 200 hinchas violentos ingleses, después de que se enfrentasen con jóvenes locales, demuestra que no es necesario mucho para que prenda la mecha. Porque se dan todos los condicionantes para una tormenta perfecta.

De un lado, está el recuerdo de los graves incidentes que se produjeron hace 18 años, el 15 de junio de 1998 durante el Campeonato del Mundo, cuando los "hooligans" desencadenaron los que se conoció como la "Batalla de Marsella".

Durante dos días, la zona del Puerto Viejo fue un campo de batalla entre radicales ingleses e hinchas tunecinos, las aficiones de las dos selecciones que se enfrentaban, lo que provocó la intervención de los antidisturbios durante más de doce horas.

Como consecuencia de esos choques, hubo 200 detenidos y una treintena de heridos. Las imágenes de los múltiples destrozos en los establecimientos de la zona y de "hooligans" rapados ensangrentados dieron la vuelta al mundo. Tony Blair, entonces Primer Ministro británico, habló de "vergüenza" y el cabecilla de los violentos, James Shayler, conocido como el "Cerdo de Marsella", estuvo dos meses encarcelado en Francia, adonde se le prohibió viajar durante un año.

Shayler anunció que este fin de semana acudiría a Marsella, porque se había puesto de acuerdo con sus amigos radicales rusos "para luchar contra los musulmanes". No podrá cumplir su amenaza, porque fue detenido hace una semana, pero lo que ha vuelto a poner de manifiesto es el componente racista de su violencia.

Y, con un 33 por ciento de población musulmana, Marsella se presta a que cualquier desdén de un seguidor bebido se convierta en una multitudinaria pelea. "¿ISIS dónde estás?", cantaban esta madrugada los hinchas británicos apostados en el pub irlandés O''Malley, en busca de pelea.

Las autoridades tampoco descartan que se puedan producir altercados entre fanáticos ingleses y rusos.

Desde su página electrónica, los denominados Gladiadores del Spartak, radicales del Spartak de Moscú famosos por su violencia, han avisado de que su intención es pelear contra los ingleses.

Y, para completar el panorama, está la afición ultra del Olympique de Marsella, con tienda propia oficial a escasos metros del estadio Velodrome y que ya esta temporada provocó graves altercados en Holanda, poco antes del partido de la Liga Europa que, en septiembre, enfrentó a su equipo contra el Groningen.

En medio del estado de emergencia que vive Francia y después de que se descubriese que este partido era uno de los potenciales objetivos de los terroristas que sembraron el pánico en París y provocaron la muerte de 130 personas, el encuentro ha sido catalogado de alto riesgo y se ha reforzado considerablemente la seguridad.

Desde el Reino Unido se ha retirado el pasaporte a 1.841 ultras que tienen prohibido viajar, se ha avisado que tendrán consecuencias penales la imágenes de actos violentos o racistas que se difundan por internet y policías británicos están en Francia para tratar de controlar a los cerca de 70.000 hinchas que se calcula que pueden llegar a Marsella, muchos de ellos sin entradas.

La policía francesa desplegará unos 1.100 efectivos en torno al estadio y otros 650 en la zona de aficionados (Fan Zone), la otra gran preocupación.

Situada en la Playa de Prado, con una capacidad para 80.000 personas, la zona de aficionados, que fue inaugurada el jueves como "la más bella fan zone del mundo" por el consistorio marsellés, añade nuevas preocupaciones.

Primero, porque el metro más cercano está a kilómetro y medio, con un recorrido que pasa por delante del estadio y que ha sido bautizado como el "paseo de los aficionados" (Fan Walk).

Luego, porque la acumulación de aficionados en la playa aumenta el peligro. Por eso, durante el torneo, se ha prohibido el baño en la zona desde las 19 horas a las 5 de la madrugada, y se ha establecido un perímetro de seguridad de milla y media mar adentro, para evitar posibles ataques.

Además, el ministerio del Interior francés ha dado el visto bueno a un geolocalizador en tiempo real de los teléfonos móviles que permite establecer "una cartografía de los movimientos de los hinchas", que también serán vigilados desde el aire con drones.

A escasas horas de uno de los partidos más interesantes de la Eurocopa, la atención no se centra en las expectativas que despierta el joven Delle Alli, ni en las posibilidades de la selección rusa de Slutsky, sino en cómo apagar la chispa antes de que prenda la mecha.