Hijo de procurador, dice que esto no solo le viene de familia, sino de vocación. Preside el colegio provincial desde hace dos años y medio y se ve en el cargo un mandato más. Miguel A. Rodríguez López subraya sus logros y cree que la gente tiene razón al dudar de la justicia, sobre todo porque "la separación de poderes está un poco desvirtuada".

¿Cómo está el colegio?

Bien, tranquilo. Económicamente, vamos para adelante y luchando con las nuevas tecnologías, como todos los juzgados.

¿Les está costando mucho la modernización tecnológica?

A nosotros nos ha costado menos porque ya llevábamos tiempo con las notificaciones telemáticas...

Al sistema judicial sí le cuesta...

Sí, a los juzgados sí, aunque es verdad que, y he estado en Madrid hace poco en una reunión de decanos, en la Península están peor y oyes comentarios de los procuradores sobre problemas que aquí no tenemos, entre otras cosas porque el sistema Atlante funciona muy bien.

¿Cuántos colegiados tienen?

Somos 218, de las cuatro islas.

¿Tuvieron un pico mayor antes de la crisis o no les ha afectado?

No, incluso subió con los máster en la ULL. Ahora se da el pico mayor.

¿Son conscientes de que, en la calle, muchos saben qué hace un juez, un abogado, fiscal, pero no cuál es el papel de un procurador?

Sí, el procurador es el gran olvidado de la justicia, pero somos imprescindibles porque significamos la relación entre cliente y juzgado. Como suelo decir, no podemos dejar de notificarnos, mientras que el abogado sí puede hacerlo.

Si tuviera que explicárselo a un ciudadano medio, ¿cómo lo haría?

Le diría que soy el intermediario entre él y la justicia; intermediario, pero imprescindible y sin poder ir contra la administración. A mí me notifican y tengo que darme por notificado, no puedo dejarlo para el lunes.

¿Qué balance hace de su etapa?

Yo estoy muy contento y creo que la gente lo está con lo hecho.

¿Principalmente por qué logros?

Por modernizar las salas de notificaciones, uno de los problemas en Santa Cruz, al tener más que en Las Palmas y, en cada una, ha de haber un procurador con material: fotocopiadoras, ordenadores... Había un déficit de material y las hemos dotado hasta en La Palma.

¿Qué otros logros o cambios?

La tranquilidad y la relación fluida entre los colegiados y la junta. No es que me quiera meter con la junta anterior, pero sí que eso ha cambiado a mejor, aunque también es verdad que llevo muchos años y la gente me conocía. De hecho, sin estar en la junta, la gente me consultaban y paraban por la calle. Era como si fuera un miembro de la junta.

¿En el año y medio que le queda, cuáles son sus prioridades?

Lo prioritario ya lo hemos hecho.

¿Se presentará de nuevo?

Yo no quiero, pero me empujan...

O sea, se ve en otro mandato...

Sí, creo que sí...

¿Algo a hacer a largo plazo?

Tenemos pendiente las subastas telemáticas de los bienes que se embarguen y que, en vez de ser el juzgado el que las saque a través del boletín, que sea el colegio. Hay un convenio firmado en Madrid, el Consejo General es una entidad colaboradora y los colegios queremos serlo también, aunque sea complicado vendérselo al cliente, ya que los bancos van a los boletines.

¿Cuestión de concienciación?

Claro, aunque proyectamos plazos más flexibles, ya que, ahora, el BOE puede sacar una subasta en agosto o a las 12 de la noche un fin de semana. Acordamos con el Ministerio que se acaben a las seis de la tarde, no las haya en fines de semana y que agosto sea inhábil.

¿Cómo ve la justicia en España?

Siempre hay cosas mejorables; el problema que tenemos es la agilidad, por ejemplo en el palacio de justicia de Santa Cruz. Hay lentitud a la hora de registrar, por ejemplo...

¿Y no es cuestión de más personal?

No. Siempre hará falta más, claro, pero los que están no son malos. En La Laguna, no tienen esos problemas: presentas un escrito hoy y, en dos días, lo tiene el funcionario.

¿Dónde están los principales bloqueos en Canarias: en Santa Cruz?

No, hay sitios peores: Granadilla, La Orotava, Icod, Güímar...

Si fuera ministro mañana, ¿qué tres medidas aplicaría inéditas?

Lo primero, rodearme de gente que sepa lo que es la justicia...

Porque ahora no ocurre...

Bueno, el ministro actual lleva tiempo metido, pues fue director general, pero muchas veces los políticos no se rodean de gente que sepa.

¿El cambio respecto a Gallardón ha sido tan grande?

Sí, y eso que, con Gallardón, teníamos buena situación los procuradores, pues nos apoyaba mucho...

Erró con las tasas ¿y con qué más?

No se rodeó de expertos. Las tasas fueron un palo para todos. Y eso que la intención era buena: agilizar...

Ya, pero se convirtió en un elemento de desigualdad social...

Exacto, aunque, si me recaudas, si bien no con esas cantidades desorbitadas, y el dinero va a justicia, pues vale... Pero es que iba a Hacienda...

Era un método más de ingresos...

Sí.

¿Es uno de los peores errores en las últimas décadas?

Sí, pienso que sí.

¿Gallardón, el peor ministro?

Uf, tampoco quiero yo...

En positivo: ¿el mejor?

Esta etapa es la más tranquila.

¿La diferencia que hay entre el sistema judicial y la calle es real: eso de una justicia para pudientes, elitista, de varios ritmos...? ¿Siente impotencia para contrarrestarlo?

La gente tiene razón; a veces, ves que no pueden defenderse por no tener medios o por no ponérselos.

¿Y la politización: es tan real?

No creo que sea tan grande...

¿Le convencía la solución del pacto PSOE-C''s sobre el CGPJ?

Creo que era una buena solución.

¿Por qué cree que España ha llegado a esto con estos órganos?

Es por la perversión de la política, que comenzó a meter gente.

¿Y no tiene que ver con el régimen del que veníamos?

En parte, sí...

¿Hay separación de poderes?

Están algo desvirtuados y habría que separarlos, pero cómo evitarlo...

¿Qué le parece lo del juez Alba?

Deja en duda todo el sistema. Si es verdad, habría que poner mano dura y, si hay que echar, echarlo.

Es que da sensación de que algo en el sistema es putrefacto...

Da sensación de impunidad, de hago lo que quiero sin pasar nada.

¿Le ha chocado mucho el caso?

Sí, la verdad es que, al leerlo y escucharlo, me dije: "¿Esto qué es?".

¿Para cuándo un código penal del sigo XXI y no con partes del XIX?

(Risas). Depende de los políticos.

"Clama al cielo que lo de El Trompo tarde 14 años"

En su opinión, "Europa no está preparada" para situaciones como los refugiados. "Hay mucho bla, bla, bla, pero poca efectividad. Estrasburgo pesa mucho en justicia y hay menos disparidad, aunque lleguen fallos contradictorios con los países". Como en España, cree que "hay mucho margen para la interpretación, cada juez tiene su propia ley, la interpreta a su manera y se da inseguridad con casos similares". Pese a esto, "a los solapamientos, al exceso de leyes" y más allá de sus retrasos, que en parte explica por el mayor volumen de trabajo, prefiere la justicia española. Se queda también con la francesa y cree que "la estadounidense depende demasiado del dinero, como la sanidad". Eso sí, y pese a la alarma por la corrupción, dice que los políticos tienen algo de razón al lamentar que se vaya por la vía penal y no por la administrativa, "pues muchas veces firmas cosas, y a mí me pasa, que das por buenas al preparártelas gente en la que confías". A su juicio, los profesionales de la justicia y los políticos deben ir más de la mano para mejorar el sistema, al tiempo que recalca que retrasos como los 14 años "para juzgar lo de El Trompo claman al cielo". Preguntado por los juzgados que necesita la provincia, dice que faltan 2 en mercantil y 1 para lo social y penal".