Hace bastante tiempo que insisto en que Santa Cruz debe despojarse de su inanición, de la consideración de ciudad muerta a ciertas horas del día, y que necesita urgentemente un revulsivo que le permita aflorar y salir de la catalogación de capital de segunda en la que se encuentra.

Muerto y enterrado el famoso proyecto de Las Teresitas, y la inviabilidad de construir una playa artificial en el puerto, justo donde antes estaba lleno de contenedores y ahora hay unas enormes plataformas que al menos dejan algo de dinero, persiste la fealdad del paisaje y la vida de espaldas al mar, aunque creo imposible que haya capital público para renovar esa zona o acometer obras monumentales con la precariedad de la situación económica general en el país. Me parece que por ese lado no existen perspectivas de futuro. Sin embargo, sí hay posibilidad de desarrollar algunos proyectos financiados con capital privado y afrontar con decisión y energía ese reto fundamental para el crecimiento de la ciudad.

A pesar de la situación, la presentación de macroproyectos no cesa, y la semana pasada le tocó al denominado "Santa Cruz Mar", dentro de esa zona portuaria con un nuevo estadio para el CD Tenerife de 40.000 espectadores, un hotel de cinco estrellas, aparcamientos, pantalanes para el atraque de yates de lujo..., y otras importantes alternativas que podrían cambiar completamente la ciudad. En principio, cuenta con un inversor, supongo de origen chino, y dicen que solo para el campo de fútbol dispone de trescientos millones de euros. El promotor es una persona joven y dinámica con la que no tengo ni he tenido ninguna relación, pero en un encuentro fortuito alguien me lo presentó y mantuvimos una agradable conversación de 15 minutos de pie frente al Águila. El señor Quintero, aspirante a ser presidente del club de fútbol, me pareció un hombre que rezuma energía y entusiasmo, y para nada un loco. Se ha rodeado de personas capacitadas y de reconocido prestigio para afrontar con ilusión la formalización de una nueva junta directiva, y parece que cuenta con los avales necesarios. Nuestro representante deportivo está estacionado en la Segunda División A, y aunque este año hubo momentos para soñar con jugar la ansiada promoción de ascenso, al final ha estado a punto de luchar por no descender. No es mi estilo señalar culpables de la situación del club, pero creo sinceramente que los diferentes proyectos de la actual junta directiva están totalmente agotados, y prolongar esta agonía sin ningún tipo de revulsivo puede ser contraproducente y caer de nuevo al pozo que supone la Segunda B.

La capital precisa un revulsivo económico y de creación de puestos de trabajo de esas características; quizás las propuestas sean de un soñador, pero no olvidemos que con ilusión, trabajo y tesón, se pueden conseguir grandes obras. Sinceramente me preocupa la frialdad con la que parece haber sido acogido el proyecto, y es verdad que existen muchos problemas que resolver, pero no debemos poner chinitas a todo, pues somos muy dados a eso en esta tierra.

Tampoco olvidemos que ya son muchos los clubes importantes que han tenido que incluir inversores externos a sus proyectos; ahí está el Atlético de Madrid, vigente subcampeón de Europa. Un club representativo, con la isla como bandera, y en Primera División, supondría un espaldarazo para la ciudad. Eso solo se consigue con dinero extranjero, pues con la precariedad actual que afecta a los empresarios locales, al límite de sus posibilidades económicas y creativas, continuaremos estancados.

No se trata de dar pasos atrás, apoyar nuevas iniciativas e implicar a organismos oficiales, puerto, cabildo, ayuntamiento o gobierno, que deben dar las máximas facilidades, pues con inversiones como estas podrían crearse gran cantidad de puestos de trabajo. A los inversores y el promotor los insto a que desvelen sus cartas, pues al final se sabe todo y sería muy lamentable que por esperar salieran a la palestra los del "no a todo", volviendo a llenar páginas y páginas de discusiones que perjudican los proyectos y estancan las inversiones, los convierten en flor de un día, o aún peor, judicializarlo.

Deseo una gran ciudad para el futuro, mis años no me permitirán verla, pero otros sí. Apoyemos el emprendimiento.

aguayotenerife@gmail.com