Sabemos de la podredumbre teórica y referencial de Izquierda Unida, que ha elevado a clásico del pensamiento político a Anguita. Fuera del apoyo a las parvas, insulsas y cansinas pancartas sindicales y la defensa de todas las dictaduras del mundo, esta paleoizquierda de rescoldos vencidos por las cenizas debería saber -si entendiera de correlaciones de fuerza- que con Podemos no tenían nada que hacer, salvo plegarse. Podemos no lleva sus mochilas llenas de conservadurismo y liturgias almidonadas de nostalgia inconmensurable.

Las de Podemos son otra cosa, ya que traen a Lenin, Gramsci, Laclau y Chávez. 1. De Lenin, la conquista del poder y férreo control del Estado. El jaque mate: la pretensión de los ministerios de Interior, Defensa, Justicia, el CNI y el oportunismo sin escrúpulos en las alianzas: mareas, antisistema, independentistas...

2. De Gramsci, la dominación ideológica y cultural por las herramientas del consenso. De ahí la obsesión por el control de los medios de comunicación, con la excusa de la titularidad pública. Prensa, televisión, Ministerio de Educación (fundamental: medios y educación).

3. De Laclau, la superación del izquierdismo poscomunista de catacumbas, la definitiva destitución de la clase obrera como sujeto histórico y su reemplazo por la "gente", la "multitud" (Toni Negri), los de abajo, de fuera, y las ricas posibilidades de transversalidad. Gracias a Laclau y Chávez el populismo pasa a ser el mascarón de proa.

4. De Chávez, la oportunidad de ensayo de los aparatos del Estado y el componente carismático del poder, el lado estelar televisivo, popular, ultrademagógico, pseudorreligioso (repite Iglesias que coincide mucho con el Papa Francisco), la coacción parapolicial, plasmas para los excluidos sociales, el clientelismo a gran escala con sus reservas de resentimiento y odio estimulados desde el poder. La división y enfrentamiento nacional. Tambiénla forma de expurgar los contenidos y funciones democráticas de las instituciones del país, de lo que ellos fueron precisamente los asesores a muy buen precio, desviado de las necesidades básicasde los venezolanos.

Estas cuatro ramas hereditarias tienen algo en común: el desprecio absoluto a los derechos y libertades individuales y a la dignidad humana. Lograr poner fin a la democracia liberal con la suma combinada de las estrategias más exitosas. Para lo que se escatiman medios, desde la mentira y el cinismo (ahora ¡socialdemócratas!) tomado de Lenin, hasta las homilías ¡siempre televisivas! de Chávez. Pero hay "gente", no ciudadanos, con vocación de masa que, irracionales, solo atienden al odio y el resentimiento, y urgen paraísos. Estos al menos terrenales.