El Cabildo de Tenerife ha iniciado las obras de rehabilitación del sendero histórico Las Carboneras-Chinamada, una reivindicación histórica de la AV Tenejía tras quedar cerrado al paso debido al desprendimiento de uno de sus accesos. Pero también las actuaciones de mejora no solo llevarán consigo la rehabilitación las escalinatas en los bajos del Roque Tenejía y el propio camino desde la zona de El Barranquillo, sino la construcción de un pequeño mirador panorámico que dará buena cuenta de las espectaculares vistas de Las Carboneras.

Después de más de diez años de espera, los vecinos han visto entrar las máquinas en el pueblo para sanear toda la pared de la curva de Tenejía, primer paso para creerse que después de tanto tiempo el sendero de Las Carboneras-Chinamada volverá a ser transitado. Todo en base a un proyecto que cuenta con un presupuesto de 51.510,28 euros y un plazo de ejecución de cuatro meses, con lo que tendrá que estar terminado el próximo mes de octubre.

Este es el tiempo estipulado para que nuevamente el sendero vuelva a ser transitable, una vez que reconstruyan el acceso en una zona con material más estable y profunda sobre la misma pared de la curva donde se está trabajando.

Justamente por encima se construirá el nuevo mirador que dará a toda la vertiente y que supondrá un espacio para disfrutar de la naturaleza y de los valores del pueblo, aseguró ayer la AV Tenejía de Las Carboneras.

El presidente y el secretario de la AV Tenejía, Juan Manuel Martín y Mario Siverio, respectivamente, destacaron ayer que el sendero Las Carboneras-Chinamada "es un camino público de toda la vida que lleva más de 10 años cerrado después de venirse abajo la parte final. Se accedía a él por la zona conocida por El Barranquillo, pero hay que recordar que está cerrado y prohibido el paso por él", matizaron.

Tanto Martín como Siverio aplaudieron el comienzo de las obras, que se prolongarán unos meses, y esperan que este sea el inicio de un proyecto más amplio de rehabilitación de todos los senderos y pistas de Las Carboneras, que en su momento ayudaron a sus habitantes, y a toda Anaga, a vivir en un entorno único, pero muy complicado.