Nadie tiene derecho a la felicidad, si no la produce

Helen Keller

No importa quien seas. Hay momentos en la vida que, simplemente, te bloqueas. Puede que sea un día, semana o meses, lo cierto es que tienes la sensación de que estás dejando que tu vida se escape, sin tener ni idea cómo conseguir salir de tu agujero mental.

Lo mejor que podemos hacer en esas circunstancias, en los que nos sentimos miserables, es ser honestos con nosotros mismos. Con estas preguntas que les propongo podemos empezar a ver las cosas de otra forma.

¿Estás buscando excusas?

Esta es la primera pregunta y sí, es dura para empezar. Pero se trataba de no mentirnos, ¿verdad? Dejemos el drama y la autocompasión y seamos conscientes de aquello que es nuestra responsabilidad. Nadie va a moverse por nosotros si no estamos haciendo algo por cambiar.

No estoy diciendo que no pidamos ayuda. Al contrario. Ese sería un primer paso, muy importante para salir de nuestro estancamiento. Dejar de quejarnos por todo lo que nos está saliendo mal y empezar a buscar qué puede salir bien.

Es una actitud mental. Atraemos lo que somos. Si estamos en modo negativo, veremos todo con ese cristal. Difícil salir así, ¿verdad?

¿Cómo te tratas?

Sí, me refiero a eso precisamente. ¿Qué te dices a ti mismo? ¿Eres como un dictador inflexible que es incapaz de ver lo bueno en ti? Si es así, tenemos trabajo. Porque la forma en que te quieres va a determinar tu felicidad. Y la de quienes te rodean.

Es imposible que, con un nivel de autoexigencia irreal, consigas cambiar el ciclo negativo en el que estás hundido. Has leído bien, irreal. Es ese nivel que te impones porque te han dicho que tiene que ser así y hace empeñarte en encajar en un molde que no es el tuyo.

¿Qué te importa?

Necesitas reflexionar seriamente qué es lo importante para ti en la vida y actuar en consecuencia. No vale de nada expresar el amor a tu pareja o a tus hijos si no les estás dedicando toda la atención que se merecen. Y así vale para todo.

Si te quieres encontrar mejor, empieza por averiguar qué es lo que te hace sentir bien. A ti. Sin intermediarios. Es buscar las personas, situaciones, trabajos o entretenimientos que te hacen dichoso. Y dedicarles tu tiempo. Es tu mayor regalo.

Si eres feliz con lo que estás haciendo, difícil será que te encuentres en el pozo de la desesperanza. Es un trabajo serio, que tendrá unos gratificantes resultados.

¿Qué puedo cambiar?

Ahora toca moverse. Planear los cambios que puedo hacer para sentirme cada vez más cerca de la persona que quiero (y puedo) ser.

Olvida los grandes objetivos. No se trata de cambios radicales. Estamos hablando de pequeñas modificaciones en nuestras vidas que vayan en la dirección adecuada.

Puede ser salir a pasear con nuestra pareja o familia, ver más a nuestros padres o ir al gimnasio. Esos son los cambios de verdad.

Nuestro peor enemigo es la imagen distorsionada de lo que queremos conseguir. Yendo paso a paso no solo seremos más felices, sino que también conseguiremos ver nuevos cambios o posibilidades.

Es como subir a una montaña: solo esperando ver la cima o hacerlo mirando al maravilloso paisaje que nos rodea.