Edimburgo es una de las ciudades que más me gusta poner de ejemplo a mis alumnos en materia de Turismo Cultural. Me pregunto si a pesar del #brexit seguiremos visitándola. Edimburgo tiene unos 495.000 habitantes, más o menos lo mismo que toda la conurbación urbana de Santa Cruz Laguna y área metropolitana. Es como la mitad de la isla de Tenerife.

Además de sus otras virtudes considera el turismo cultural como una parte esencial de la economía y centra los esfuerzos en ese sentido en la arquitectura, el patrimonio histórico y los festivales.

Edimburgo tiene un urbanismo interesante, construido durante siglos. El casco antiguo tiene muchos edificios históricos, sin embargo, eso, y su protección, no ha frenado la arquitectura moderna, por lo que tiene una gran diversidad. La nueva ciudad tiene una historia muy clara. Es una emocionante, con una historia mágica y a la vez muy fácil de entender por el visitante.

Desde la arquitectura medieval a la neo-clásica, Edimburgo tiene un poco de todo, con más piedras preciosas arquitectónicas y sitios de interés que todos los adoquines de su famosa Royal Mile. Con casi 5.000 edificios catalogados, no es de extrañar que el centro de Edimburgo ganara ser designada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1995 (tan solo 4 años antes que La Laguna). La mezcla orgánica entre lo viejo y lo nuevo convive codo con codo en el esplendor del casco antiguo de la ciudad. Los turistas mencionan su patrimonio como uno de los motivos para visitar y volver, una y otra vez, a la bella ciudad de Edimburgo.

Una de las mejores maneras de explorar la arquitectura de la ciudad es a pie. El casco antiguo es la zona más popular, pero si se quiere tener una verdadera idea de cómo es el siglo XXI en Edimburgo no hay que dejar de visitar su impresionante nuevo parlamento, diseñado por Enric Miralles y Benedetta Tagliabue. Obviamente y como toda gran obra innovadora fue muy criticado pero ha acabado por integrarse valientemente en la trama y en la historia de la ciudad. No obstante las críticas, el edificio fue aplaudido por críticos y expertos en arquitectura. El edificio pretende una unión poética entre el paisaje escocés, su gente, su cultura y la ciudad de Edimburgo. Este enfoque hizo que el edificio obtuviera numerosos premios incluyendo en 2005 el prestigioso Premio Stirling y ha sido descrito como un tour de force de arte de calidad sin parangón en los últimos cien años de arquitectura británica.

Además del parlamento les recomiendo los festivales. Edimburgo tiene 3.450.000 turistas anuales y 12.280.000 pernoctaciones. Los festivales consiguen que cada turista gaste 9 euros diarios en cultura (110.520.000? anuales). Los festivales generan valor por más de un 261 m £ de libras de ingresos del turismo adicional para Escocia. La cifra impacto económico de Edimburgo es 245 m£. El Fringe, el maravilloso festival alternativo que se celebra en las calles de la ciudad aporta unos asombrosos 142 millones de £.

En cuanto a la satisfacción de la gente, los escoceses lo miden todo en encuestas y en la última el 82% afirma que los festivales les hacen más propensos a volver a Edimburgo en el futuro. El 83% indica que las fiestas fueron la única razón importante por venir a Escocia (turistas culturales).

Por tanto podemos afirmar que los festivales juegan un papel protagonista en el perfil de la ciudad y en su economía y juegan con el diseño, la arquitectura y el patrimonio como escenarios perfectos.

Creo que es un ejemplo a seguir como ciudad y espero que el #brexit no haga que dejemos de visitarla y disfrutar del arte, la cultura y la arquitectura de sus calles