El ciudadano García se había quedado encandilado con la majestuosidad de Taganana, se comió unos camarones en Candelaria y hasta visitó el TEA Tenerife Espacio de las Artes, entre otras muchas cosas, antes de subirse anoche al escenario del Santiago Martín de La Laguna para convertirse en el artista Manolo García. En el mundo de la cultura existe una tendencia a parecer lo que no se es que en el caso de este señor no aprecio por ninguna parte. Su voz suena igual que en un CD y a los sesenta más de uno quería tener la energía que derrocha en cada concierto. Avisó con un espectáculo generoso y no mintió. La primera parada canaria del tour "Todo es ahora" se alargó durante unas tres horas. "Es mejor sentir", "Caminaré" o "Esta noche he soñado con David Bowie" resonaron en la garganta de un agitador incansable.

Delante de unos dos mil espectadores tiró de hemeroteca para rebuscar historias entre los créditos de "Los días intactos", "Saldremos a la lluvia", "Para que no se duerman mis sentidos" o "Arena en los bolsillos", pero teniendo en cuenta la profundidad de su carrera musical lo normal era volver a casa con el regusto de oír una vez más al cincuenta por ciento de El Último de la Fila. Sí. Sus "Pájaros de barro" revolotearon sobre las cabezas de un público respetuoso con el invitado. Escuchar a Manolo García callejeando por su metrópolis generó la emoción de ver a un grande paseando por unos rincones que dibujó con palabras hace muchos años y que hoy tienen un componente épico irrechazable. Más allá de las modas, de las ventas, de eso que ahora denominan "merchandising" cultural, sobrevive el ciudadano García. Sí. El mismo que se pateó la Isla durante más de tres días anoche dio una lección de saber y estar. Saber que "Todo es ahora", y estar en forma para alargar un hermoso ciclo vital. Todo acabó con "A San Fernando", pero antes llegaron "No estés triste", "Insurrección" o "Rosa de Alejandría".