Los sueños se pueden cumplir. Esa es la máxima que defiende con ahínco el actor y cantante vasco Asier Etxeandía (Bilbao, 1975) en "El intérprete XXL", que escenificará hoy, sábado, a partir de las 20:30 horas, en el teatro Guimerá de Santa Cruz, junto al grupo Factoría madre Constriktor.

Este espectáculo, un combinado de música, dramaturgia, cabaret y performance, es la tercera vez que se presenta en la capital tinerfeña, aunque con un formato diferente al que se estrenó hace ya tres años, ha aumentado el número de músicos a ocho.

Etxeandía versiona una veintena de canciones de Rolling Stones, David Bowie, Talking Heads, La Lupe o Chavela Vargas, entre otros, además de temas inéditos, y lo hace arropado por Tao Gutiérrez (percusión y la electrónica), Guillermo González (piano), Enrico Barbaro (contrabajo y bajo eléctrico), Pino Rovereto (batería), Iván Prada (guitarra eléctrica), Tony Molina (trombón), Miron Rafajlovic (trompeta) y Alberto Guió (saxo).

El actor bilbaíno sabe a ciencia cierta que el montaje que presenta genera empatía con el público, al que transmite un mensaje muy claro, los sueños se pueden cumplir, una afirmación que corrobora con su propia experiencia.

"El intérprete comenzó como una necesidad de encontrarme a miímismo como artista, de saber porqué me he dedicado a esto y de hacer lo que siempre había soñado. El espectáculo ha ido creciendo. Siempre digo que la obra que hagas es más inteligente que tú mismo, porque va creándose a sí misma y cogiendo forma".

Uno de los aspectos más importantes de esta obra es la música, motivo por el que Etxeandía decidió aumentar la banda con más intérpretes. "Nos hemos dado cuenta de que la calidad musical es lo más importante, a parte de la historia. Nos hemos ido encontrando en el camino a grandes músicos que queríamos tener. Siempre he soñado tener un banda enorme, como la que tenía James Brown, que sonará a gran calidad en un teatro. Esta ha sido la razón de XXL, porque el espectáculo en sí mismo no ha cambiado. Lo que sí ocurre con respecto a la primera versión es que tiene mayor calidad musical el sonido".

El montaje, que dura alrededor de dos horas y media, aunque depende de cómo reaccione el público, se basa en una serie de canciones que Etxeandía escuchó durante su niñez, cuando se ponía de espaldas contra la pared en un rincón de su cuarto y escuchaba su voz con el eco de la pared y se sentía un cantante de verdad.

"La clave de este espectáculo es la verdad y la honestidad que encierra. Me coloco yo como cobaya de mí mismo para contar en primera persona algo que es verdad, que me ocurrió a mí de niño, lo que me sigue ocurriendo como persona en esta sociedad, lo que me sigue ocurriendo como artista. Al fin y al cabo creo que un artista que tiene voz tiene que expresarse y dar su opinión. Lo que mayormente quiero contar es que los milagros existen y que si tienes un sueño tienes que ir a por él hasta el final. Da igual si los demás te creen o no, porque uno sabe realmente para lo que estás aquí".

En este sentido, matizó que es justo lo contrario a lo que ocurre en esta sociedad que "te impulsa a no creer demasiado en nosotros mismos, sino a seguir al redil. Yo me pongo como ejemplo de fracaso escolar, sufrí malos tratos por parte de mis compañeros y por parte de los profesores, y no aprobé nunca una asignatura, pero soñé fervientemente ser artista y es lo que soy. Con nueve años soñaba esto en mi habitación y mis amigos invisibles eran el público. Mi "show" se basa en mí con nueve años, soñando lo que hoy en día es realidad. La imaginación se convierte en realidad. Para mí es la magia del teatro y lo que ocurre realmente".

Etxeandía tiene muy claro que cada vez que sale a un escenario vive un proceso de catarsis, una especie de liberación que transmite al público. Él reconoce que siempre se ha sentido un cantante de verdad, desde que era niño.

"No he tenido ninguna duda al respecto, solo quería encontrar mi hueco en el mundo y mi lugar como cantante. No creo en los cantantes que tienen solo grandes dotes musicales y grandes chorros de voz. Creo que para cantar hay que saber contar. Por eso ha surgido El intérprete, antes quizás no estaba preparado para contar, aunque siempre he cantado".

En "El intérprete XXL", cada una de cuyas representaciones es distinta a la anterior, es amiga de la improvisación, tarea que depende mucho del público y de sus reacciones. "El aquí y ahora existe. Luego siempre hay improvisación porque lo que está ocurriendo es de verdad y ahí están mis amigos invisibles, que cada vez reaccionan de forma diferente, porque lo que ocurre siempre es nuevo. Ni siquiera nosotros sabemos lo que va a pasar. Sabemos el recorrido y el repertorio, pero no lo que puede pasar".

Las numerosas representaciones de este espectáculo están repletas de anécdotas, algunas muy significativas. "Una razón por la que hago teatro y por la que siempre he querido ser artista es pensar que lo que estamos haciendo al de enfrente le puede cambiar la vida. Con este "show" ha habido gente que ha dejado trabajos en los que no creía, gente que no salía de su casa por depresión, gente que no creía en sí misma y no se había atrevido a realizar sus sueños y tras ver el espectáculo lo hacen. Nos mandan cartas y lo dicen. Es lo más emocionante que me ha pasado en la vida".

Asier

Etxeandía

actor, cantante y bailarín