Las dudas, la tensión y la incertidumbre marcaron las primeras horas del operativo de rescate de las personas que quedaron aisladas, junto a 56 vehículos y cinco perros, en Punta de Teno, en Buenavista, por el derrumbe de buena parte de un tramo de la vía TF-445 poco antes de las 19:00 horas del martes. Pasadas las 22:30 se inició uno de los mayores rescates aéreos nocturnos de la historia de Canarias. Tres horas después, a la 1:30, la jornada de playa y helicóptero tuvo final feliz para todos y se convirtió en una experiencia de esas para recordar toda la vida. Una Punta de Teno experience.

Mientras la Virgen del Carmen recorría las calles del Puerto de la Cruz, un muro de contención de la única vía de acceso a Punta de Teno cedió, lo que causó el derrumbe de un pedazo de vía unos ocho metros de largo y casi cuatro de ancho. Entre 123 y 150 personas (ayer no había unanimidad respecto al número de afectados) quedaron aisladas en el punto más al Noroeste de Tenerife.

De forma inmediata se organizó un amplio dispositivo de rescate que incluyó medios y personal del Cabildo, el Gobierno de Canarias, el Consorcio de Bomberos, el Ejército español, la Guardia Civil, Policía Local, Protección Civil, Cruz Roja, personal municipal y voluntarios.

Las dudas entre las tres opciones de rescate (tierra, mar o aire) retrasaron bastante el operativo. Bomberos, con el apoyo material de empresas de turismo activo de la zona, prepararon una línea de vida para evacuar con arneses uno a uno a los afectados. Hasta en dos ocasiones durante la tarde noche se apostó por sacar a pie a la gente a través del arcén del trozo de vía que no se derrumbó. Personal de Carreteras llegó a colocar vallas "quitamiedos" cerca del abismo.

El paso parecía seguro. Tanto que el director insular de Fomento, Miguel Becerra; la alcaldesa de Buenavista, Eva García; bomberos y policías lo recorrieron en varias ocasiones sin ningún sistema de seguridad. Se la jugaron.

La opción del rescate por mar, con barcos de avistamiento de cetáceos con base en Los Gigantes se reactivó de noche, pero el mal estado del mar obligó a abortar la misión. El muellito de Punta de Teno no sirve ni para una emergencia.

Tanto cambio de opinión desesperó a algunos familiares de personas atrapadas, como Javier, que se quejaba amargamente de la lentitud y los cambios: "Mandan todos, pero ninguno sabe". La espera se hizo larga en Punta de Teno, con los afectados repartidos entre el empaquetado de tomates y el chalet, donde Jesús y Jenny se convirtieron en los ángeles de la guarda de las familias con niños. Abrieron la casa que cuidan para acoger a los más pequeños y repartieron agua, sopa, galletas y dulces.

El frío fue lo peor en la espera. Nadie tenía previsto alargar su día de playa hasta más allá de las once de la noche. Y las toallas abrigan poco.

Cuando parecía que las vías de rescate más probables eran la tierra o el mar, surgió la opción aérea. Gracias fundamentalmente al gran despliegue del Batallón de Helicópteros de Maniobra VI (Bhelma VI), con el apoyo de una aeronave de la Guardia Civil. Finalmente se optó por la opción del rescate aéreo con cinco helicópteros. Un operativo no exento de riesgos, que se vio dificultado por las rachas de viento, la inexistencia de un helipuerto en Punta de Teno y por las deficiencias en la señalización de elementos peligrosos para las navegación aérea como los aerogeneradores de Teno o las farolas del puerto de Garachico.

Pese al peligro, el mal tiempo y la oscuridad, los militares y la Guardia Civil cumplieron a la perfección su papel y trasladaron al muelle, sanas y salvas, a todas las personas atrapadas. Tras cada viaje, los rescatados recibían comida, mantas y atención en el edificio de la futura Cofradía de Pescadores.

La tensión afectó a unas pocas personas, pero la mayoría aterrizó tranquila en el muelle (y helipuerto ocasional). El SUC evaluó el estado de todos y nadie requirió asistencia médica. Fueron muchos, entre 30 y 40, los menores evacuados. En el caso de niños y jóvenes, la mayoría se bajaban de los helicópteros emocionados por una experiencia imprevista.

Dos niños contaron de madrugada a EL DÍA, el único periódico que estuvo presente en la zona, que cuando el helicóptero "bajaba y subía daba un poco de pánico... pero nos gustó". Otro menor relataba: "Bueno tan malo no ha sido, nunca me había subido a un helicóptero".

En general, los rescatados se mostraban agradecidos con el operativo, aunque sí echaron en falta menos dudas y una decisión más rápida respecto a la forma de rescate. La opinión mayoritaria es que se pudo optar, aún con luz diurna, por el puente aéreo Teno-Garachico.

Para muchos jóvenes, la experiencia fue una fiesta. Se hicieron selfies con los pilotos y algunos se bajaron tan contentos como Damián, de Los Silos, que resumió su día, entre risas, como "un bañito en Teno y un vuelo nocturno en helicóptero... solo faltó que nos recibieran con una copita". Y lo más importante: "Escapamos todos".

Los rescatados fueron trasladados a sus municipios en guaguas de Titsa, micros privados y vehículos municipales y de Cruz Roja.

La anécdota final de la noche la protagonizó una joven extranjera que, acompañada por su hijo pequeño, estuvo esperando más de una hora la llegada de su marido. Cuando se retiraron los helicópteros, saltó la alarma porque no aparecía. Tras revisar las listas, se pudo determinar que el individuo había llegado en un vuelo anterior y se había marchado directamente al Sur en la primera guagua. Todo un caballero.

De la crítica por los vuelos a la gratitud

El Batallón de Helicópteros de Maniobra VI (BHELMA VI), del Mando de Canarias del Ejército español, ha tenido soportar en los últimos años numerosas críticas de políticos y ciudadanos por sus vuelos nocturnos de entrenamiento en la Isla de Tenerife. Unas críticas que en la noche del martes y en la madrugada del miércoles se transformaron en una muestra unánime de gratitud.

La arriesgada tarea de volar en la oscuridad, equipados con gafas de visión nocturna; con fuertes rachas de viento y en un entorno con una orografía tan complicada como la de Punta de Teno, requiere de esos entrenamientos que fueron tan denostados y que ahora se han revelado fundamentales para el éxito de una de las mayores misiones de rescate aéreo nocturno que se han desarrollado en Canarias.

El ejército de tierra aportó al dispositivo de rescate cuatro helicópteros: dos AS 332 Super Puma y dos Agusta- Bell 212, con 13 tripulantes y un dispositivo de unas 35 personas. Los helicópteros realizaron 14 oleadas entre la zona de recogida en Punta de Teno y el puerto de Garachico, para lograr evacuar a un total de 133 personas y 5 perros.

El helicóptero de la Guardia Civil, con Antonio Márquez al mando, también realizó varios traslados en mitad de la noche, con la dificultad añadida de que la Benemérita no cuenta con gafas de visión nocturna.

Márquez explicó ayer EL DÍA que todos los helicópteros se organizaron en una rueda de evacuaciones al muelle para ir sacando a la gente en grupos de 18, 8 y 3 personas.