El Gobierno de Canarias se enfrentó el miércoles a su primera crisis grave, en el contexto de la guerra de declaraciones sobre el desequilibrio inversor. El estallido se produjo tras la filtración al periódico La Provincia de un informe elaborado "ad hoc" por la Consejería, que cuestionaba el informe previo de la Intervención General de la Comunidad, en el que Clavijo basó sus declaraciones sobre la existencia de un desfase de 24 millones y medio de euros a favor de Gran Canaria. El informe de la Intervención fue realizado con los datos facilitados por Obras Públicas, y ratificado por Chacón al presidente Clavijo. La filtración de un informe diferente y contradictorio con el primero provocó un cabreo monumental en Presidencia, agravado cuando se tuvo conocimiento de que el documento, elaborado por la Dirección General de Infraestructuras Viarias, fue entregado al periódico grancanario por la propia Chacón, algo que esta había negado a Clavijo. Clavijo llegó a plantearse el cese de la consejera, aunque optó por no precipitar una posible ruptura en el Gobierno, tras obtener garantías de que Chacón respaldaría públicamente su posición inicial. El incidente ha quedado provisionalmente zanjado con una rectificación de Chacón, asumiendo los datos iniciales de la Consejería y dando por buena la existencia del desequilibrio a favor de Gran Canaria.

En medio de una creciente tensión pleitista, alimentada por el conflicto abierto entre el Cabildo grancanario y el Gobierno, y aderezada con las intervenciones de Carlos Alonso, es de suponer que la mayoría de los ciudadanos no entiendan una higa lo que está pasando. Porque en realidad, la base de todo este conflicto no es esa diferencia de 24 millones en la inversión de los últimos años en carreteras, una cifra asumible, ni siquiera la tendencia que refleja la senda de gasto prevista para los próximos años. La base de este conflicto es básicamente política: tiene que ver con la distinta geografía del poder que hoy se da en Canarias, con un pacto de Coalición y el PSOE en el Gobierno, y otro entre Nueva Canarias y el PSOE en Gran Canaria y sus instituciones. Gran Canaria vive en este 2016 una situación parecida a la que vivía Tenerife cuando Saavedra ocupaba el poder regional y Hermoso controlaba los ayuntamientos y el Cabildo en Tenerife en 1987. Para quienes tenemos años y memoria, la decisión de Morales de lanzarse por la vía de la reclamación pleitista contra el Gobierno es la respuesta a una tentación recurrente en la política canaria, que pasa por el recurso al viejo pleito insular. Morales es un dirigente de izquierdas, pero ni siquiera disimula su discurso insularista con alguna declaración de fe en la región. Todo lo contrario, culpa a la Autonomía del deterioro de su isla, como hacia Hermoso antes de llegar al Gobierno...

Y es en ese contexto explosivo donde se ha producido un error de cálculo de la consejera, probablemente inspirado por su director general José Luis Delgado, enfrentado a Carlos Alonso desde la pasada legislatura, cuando llevaba Carreteras en el Cabildo de Tenerife y andaba a conflicto diario con el presidente insular. Ornella Chacón es una mujer inteligente y preparada, que -hasta ayer- se sentía respaldada por el sector con más peso hoy en el PSOE canario, que es el de sus alcaldes. Pero se ha metido en un lío inútil, que pone en peligro su continuidad en el Gobierno después del verano. Y es que los miembros del Gobierno no pueden hacer política jugando a la contra del presidente. O al menos dejar que se les note.