El Cabildo de Tenerife sacó ayer de la Punta de Teno, en Buenavista del Norte, 67 de los 70 vehículos (la cifra oficial ha pasado de 56 a 67 y, finalmente, a 70) que se quedaron atrapados el martes en la zona tras el derrumbe de un tramo de ocho metros de la vía. Todas las previsiones se cumplieron y, solo tres días después del desprendimiento, se logró rescatar todos los vehículos de las personas que se presentaron en Buenavista y facilitaron a la Policía Local las llaves de sus coches.

Personal del área insular de Carreteras y de una empresa de trabajos verticales se encargó el jueves de reforzar la estabilidad del talud dañado mediante la proyección de hormigón con fibras. Ayer, los bomberos del Consorcio de Tenerife extrajeron, uno a uno, los 67 vehículos de las personas que se presentaron en esta única jornada del operativo.

Los técnicos de Protección Civil y Seguridad del Cabildo, Pedro Valladares y José Reñasco, y la alcaldesa de Buenavista del Norte, Eva García, se encargaron de la coordinación de la operación.

Las personas afectadas cumplimentaron la documentación pertinente en las dependencias de la Policía Local y entregaron las llaves a los bomberos, quienes se encargaron de trasladar los vehículos hasta una urbanización ubicada al inicio de la TF-445, donde los propietarios pudieron retirar sus vehículos, tras comprobarse su identidad.

Después de las gestiones administrativas y de organización en la comisaría de la Policía Local, los primeros vehículos fueron trasladados sobre las 11:30 horas, según informa el Cabildo.

Eva García explicó ayer a EL DÍA que el operativo concluyó en torno a las cuatro de la tarde y que solo quedaron en la zona los tres vehículos de las personas que no acudieron al llamamiento.

El presidente insular, Carlos Alonso, explicó que tratarán de combinar las obras de emergencia en la vía con el asfaltado, previsto para la segunda quincena de agosto y que ya está contratado por 500.000 euros. Ayer firmó el decreto de emergencia para hacer la nueva obra en dos fases: la primera para estabilizar el talud y la segunda para reforzar el muro, de casi 50 años de antigüedad.