Carlos Abad-Hernández va a regresar al Tenerife, salvo que cambie la situación que se ha estancado desde hace semanas. A pesar de las evasivas de Alfonso Serrano y de sus desmentidos, el Tenerife ya sabe hace semanas que el Real Madrid no cuenta con Carlos para la próxima temporada. Tampoco se ajusta del todo a la realidad el último mensaje respecto a que el Real Madrid duda si ejecutar el segundo año de cesión, porque lo que en realidad existe no es un contrato renovable a 30 de junio de 2016, sino una cesión cerrada por dos años. La opción del club blanco es año a año para comprarlo, no para elegir si prolonga la cesión. Y ese contrato está vigente y representa el problema que tiene al jugador en una especie de limbo. Carlos no habla, su agente tampoco, pero la única condición que queda para que Carlos vuelva y se integre a su club es que el Real Madrid se haga cargo de abonar al portero portuense la cantidad que hay de diferencia entre lo que va a cobrar en Tenerife y lo que tiene firmado en Madrid.

Una vez se integre de blanquiazul, empezará a contar su contrato, firmado antes de la cesión, de tres años de duración. Ese vínculo es hasta 2020, pero como no empezará a contar en 2017, sino en 2016, habría que ajustar los tres años a un nuevo período.

Ayer, Zidane se llevó a Canadá a cinco porteros, los tres del primer equipo, Keylor Navas, Kiko Casilla y Rubén Yáñez, a los que se sumaron los que van compartir plantilla en el filial con Alfonso Herrero. Son, el belga Alex Craninx y un hijo del propio Zidane, Luca.

Serrano ya desveló que no le resultaba sencillo traer un portero teniendo a Dani delante. Por eso se replantea dejar a Carlos sentado.