No toda la emigración de españoles durante la crisis se corresponde a jóvenes altamente preparados que buscan fuera las oportunidades que se les niegan en su tierra. Hay regiones, y una de ellas es Canarias, en las que la crisis ha impulsado la marcha al exterior de personas que ya habían emprendido su propio camino migratorio en el siglo XX y, tras retornar, se han visto obligadas de nuevo a poner rumbo al exterior a causa del deterioro de la situación económica.

Esta hipótesis está recogida en un estudio firmado por Andreu Domingo y Amand Blanes, investigadores del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona, e incluido en la publicación de Funcas "Retos demográficos". Ambos profesores han analizado los datos disponibles sobre las estrategias migratorias que han caracterizado los años de la "gran recesión" para llegar a la conclusión de que el fenómeno es más complejo de lo que parecen indicar ciertos discursos políticos y mediáticos.

Las cifras -extraídas sobre todo de las encuestas de variaciones residenciales del Instituto Nacional de Estadística (INE) durante el periodo 2009-2014- apuntan a que Canarias presenta una tasa de emigración al extranjero de intensidad moderada. De cada 100.000 habitantes, 586 han optado por hacer las maletas, un registro a medio camino entre los exhibidos por Cataluña o Madrid (1.416 y 1.272 personas por cada 100.000, respectivamente) y los que ostentan Galicia o Asturias (359 y 375).

En esos datos figuran tanto españoles (nacidos en España o en otros países, en este último caso inmigrantes nacionalizados en su mayoría) como extranjeros. Pero es en el caso de los españoles nacidos en España donde las Islas muestran su singularidad migratoria: la tasa de emigración es de las más altas del país (96, solo por debajo de Madrid, Galicia y Cataluña) y en ella destaca, además, el peso de los mayores de 65 años, cuya tendencia a emigrar, aún siendo "atípica", es "significativamente más elevada" que en otras comunidades autónomas.

Estos indicios, que también se detectan en el caso gallego, aconsejan prestar atención, según los autores del estudio, a "los procesos de reemigración de antiguos inmigrantes españoles (o sus descendientes) que decidieron durante la época de bonanza volver a España y que, con la crisis, han decidido volver a emigrar".

"La excepcionalidad gallega y canaria nos recuerda, primero, que no solo las generaciones más jóvenes han sido damnificadas por el ajuste estructural y, segundo, que el pasado demográfico, y en concreto el migratorio, de cada territorio determina también las intensidades y, presumiblemente, las pautas de la emigración actual", precisan los investigadores en el trabajo publicado por la fundación de las antiguas cajas de ahorros.

Por el contrario, entre la población de entre 20 y 39 años, el grupo de edad habitualmente asociado a la emigración laboral por falta de oportunidades, las tasas de emigración en Canarias son -además de muy inferiores a las de los extranjeros y los españoles nacidos en otros países, como en el resto de regiones- relativamente modestas, 114 por cada 100.000. Solo Andalucía, Extremadura, Murcia y Castilla-La Mancha tienen cifras más bajas en este aspecto.

Como en todas las regiones, el colectivo que concentra de forma mayoritaria las salidas en el Archipiélago es el de los ciudadanos extranjeros. Sin embargo, la tasa de emigración de los foráneos en Canarias es la más reducida del país, con 3.138 emigrantes de nacionalidades distintas a la española por cada 100.000 habitantes durante el periodo 2009-2014. Por su parte, el índice entre los extranjeros no nacidos en España es de 1.367 por cada 100.000 residentes.

La crisis no solo ha impulsado la marcha de españoles al extranjero; también ha frenado los retornos. La vuelta de los que se fueron, sin embargo, repuntó ligeramente en 2011 y, de forma más decidida, en 2014, aunque sin llegar a los niveles previos a la recesión. Los autores del estudio exponen la hipótesis, sustentada también en que las salidas al exterior han seguido al alza, de que "lo que aparece como una vuelta a la normalidad no lo es tanto". Lo que se habría normalizado, sostienen, es una emigración de mayor magnitud que la anterior a la crisis sin que, por el momento, pueda determinarse si los retornos serán capaces, como antes, de compensar esta situación.