Avenida de los Majuelos, 10:45 horas de ayer. Un trabajador -pintor para más señas como denotaban las manchas en la ropa- preguntaba: "¿Eso qué es?". Ante la respuesta de una manifestación contra el tranvía respondió: "Ah, no les van a hacer caso". Contra esta resignación, los calores del verano y lo que entienden como "contrainformación" del Cabildo, han luchado los organizadores de la segunda marcha en un mes contra el trazado de la ampliación de la Línea 2 del tranvía al Suroeste por la avenida de los Majuelos. La manifestación congregó a unas 1.500 personas. Aunque fueron menos que el pasado 11 de junio, los convocantes se mostraron "satisfechos" y consideran que es "un nuevo paso para mantener la lucha contra el proyecto"

Cuñas de radio, visitas a medios de comunicación, cartas individualizadas y hasta reparto de folletos en el pleno municipal del pasado viernes. Todo con tal de convocar a la mayor cantidad de gente posible. Lo hicieron la Plataforma de Afectados por el tranvía, comerciantes aglutinados en Alagapyme y colectivos vecinales.

La heterogénea marchó bajo el lema "Salvar la avenida de los Majuelos" salió -tras la lectura de un breve manifiesto- del Muñeco de Nieve con tres cuartos de hora de retraso sobre lo previsto (las once) para recorrer dos kilómetros hasta llegar a La Gallega.

Gente de todas las edades, con impulso del "hilo musical rodante", pancartas, carteles, pitos o banderas canarias con siete estrellas verdes. Comerciantes de la zona pero también muchos vecinos de La Gallega o El Sobradillo.

Y políticos, a nivel personal o en grupo. Como los tres concejales capitalinos de Ciudadanos (Evelyn Alonso, Ernesto Rosales y Antonio Blanco); los "martines" socialistas, José Ángel y Andrés; Ramón Trujillo (IU) y por Podemos Fernando Sabaté, Pedro Arcila y Asunción Frías. Entre otros.

Las consignas más coreadas fueron "Guaguas sí, tranvía no" (no faltaron miembros del Comité de Empresa de Titsa) y "Menos tranvía y más guarderías".

Los organizadores lograron mantener el tipo en cuanto a la asistencia de manifestantes y lo avalan con datos como las 1.600 botellas de agua repartidas durante el recorrido o las 1.000 pegatinas entregadas en mano.

Esa "mayoría silenciosa" de vecinos de la que habla últimamente el Cabildo se quedó en casa.