Enfatizaba el gran experto en Marruecos y norte de África Ignacio Cembrero, corresponsal de El País en Rabat durante muchos años, que el único país estable del norte de África es Marruecos. De la revuelta saharaui de GdeimIzik de 2010, se dijo, con muy poca seriedad y excesiva premura, que fue la mecha de la Primavera Árabe, como gran éxito. Es un buen contrapunto para el análisis.

Próximo el aniversario de la exaltación al trono del rey Mohamed VI, puede ser el momento de dar unas pinceladas sobre ese estado, que es, junto a Etiopia, el más antiguo de África, que tiene trece siglos. Fue el primero en reconocer la independencia de EE.UU. y este país adquirió su primera propiedad consular en Tánger. Marruecos fue la única nación de la cuenca sur del Mediterráneo que se zafó de las garras otomanas y el último país de África en ser colonizado por Europa (1912). Volvió a ser diferente cuando accedió en 1956 a la independencia con multipartidismo (sin uniformados totalitarios) y con el voto de la mujer. Ese pluralismo no solo es político, sino que es lingüístico (los idiomas bereberes -tamazight...- y árabe, más francés y tres millones que hablan español), étnico (bereberes, árabes judíos, saharauis, negros) y cultural. Es decir, que estamos ante una sociedad abierta, plural, heterogénea, con libertad de partidos, prensa, sindicatos, asociaciones, mercado...; a pesar de todas sus crisis y deficiencias, en constante evolución institucional, que es mucho más meritorio si miramos el mapa. Han tratado de conjugar modernidad y tradición y cultura islámica, profesan un islam heterogéneo. Abdallah Laroui dirá que semichií (descendientes del Profeta), aun siendo sunitas, con una impronta mística sufí relevante, morabitos y zuaias. Igual que en el Sáhara. Son muchos los factores que pueden definir la modernidad, pero tomado como ejemplo la mujer, el número de universitarias, puestos ocupados, nuevo código de la familia..., ofrece una emancipación real no excesivamente distante a Europa. Hay seis ministras en el gobierno actual. El feminismo de resultados demuele al del activismo folclórico-gestual.

No creo que conozca mucha gente que la legislación internacional sobre derechos humanos, como señala Mohammed Larbi Messari, forma parte del corpus legal nacional (derecho interno). Marruecos se ha adherido a treinta y cuatro acuerdos, declaraciones y protocolos internacionales sobre los derechos humanos, cívicos, políticos, económicos... Se ha creado el Consejo Consultivo de Derechos Humanos, Amnistía Internacional tiene oficina, y las denuncias por violaciones en este caso tienen los medios para poder prosperar. Otros no lo tienen ni tendrían.