La estupidez se está convirtiendo en una suerte de maldición que nos invade por todos lados y se adueña de nuestra capacidad para discernir lo que es importante y lo que no, lo que corresponde hacer a cada cual y lo que no debe hacerse nunca. Los políticos, por ejemplo, andan cada día más ocupados en batallas ridículas y sin sentido, que ni tienen que ver con el interés común, ni persiguen otro objetivo que hacer que se hable de ellos. Cada vez más.

Un caso: Nueva Canarias, a través de su presidente insular en Fuerteventura, Alejandro Jorge, ha decidido iniciar un procedimiento (aún no se sabe en qué va a consistir la cosa) para pedir responsabilidades a la revista satírica El Jueves por una página más o menos salvaje en la que se toman a guasa las excelencias del turismo majorero, confrontando con el humor bestia y desparpajado que ha caracterizado a El Jueves desde su fundación hace casi cuarenta años, con cosas de tanta importancia para la isla y la opinión que el mundo pueda tener de ella como el exceso de surfistas en sus playas, la opinión de italianos y argentinos sobre los isleños, la dificultad de los turistas para relacionarse con los majoreros, y otras tonterías similares, entre las que destaca que se atrevan a calificar a Fuerteventura -anatema- como "Caribe para pobres". Al parecer, tal afirmación atenta contra el honor de Fuerteventura, un concepto un tanto estrambótico e insostenible ante un tribunal, este de que los territorios tienen honor. La cosa es que no sé de qué se escandalizan por la consideración de destino para pobres: Fuerteventura es un destino tan barato para los europeos como el propio Caribe lo es hoy para los estadounidenses y canadienses. Puede que en algún lugar exista todavía un turismo para ricos, para gente que quiere ver el Monte Fuji, perderse en las playas de Ceylan o contar moais en la Isla de Pascua. Pero ese no es el turismo que hoy mueve el negocio en este mundo. Lo más grave, para mí, de la tontaina humorada de El Jueves, es que confunden el Mediterráneo con el Atlántico, quizá porque los autores de este pequeño estropicio llevan años sometidos a una educación que presta más atención a lo local que a lo general, como parece que en los próximos tiempos nos van a aplicar también aquí.

Sin embargo, lo de situar a la Maxorata en el Marenostrum -un lapsus, sin duda- no parece haber preocupado demasiado a los políticos de la isla, que se han sumado alborotadamente al enfado de Alejandro Jorge, de tal forma que tanto el grupo de Gobierno, integrado por Coalición y el PSOE, como el PP en la oposición andan exigiendo que la revista rectifique. Pero... ¿rectificar qué? Pueden parecernos de mejor o peor gusto las cosas de El Jueves, como las de cualquier otra revista satírica, ya sea Charli Hedbo, Mongolia, Le Canard o cualquier otra. Pero las revistas de humor, por definición, se dedican a gastar bromas. Algunas veces bromas crueles o de mal gusto. De ahí a pensar que un solo turista de este país va a dejar de ir a Fuerteventura porque El Jueves se permita un par de chistes con mala uva sobre la isla es no tener ni zorra de cómo funcionan las cosas. Pretender enmendar la plana a una revista de humor que se ha pasado de rosca en incontables ocasiones demuestra ser tonto de capirote, con perdón. Ya saben lo que pasó con la portada de Felipe y Leticia, que acabó en los tribunales, y fue repetida mil veces hasta que los tribunales se cansaron de hacer el primo. Si insisten en esta tontería del "honor dañado" solo van a conseguir que El Jueves la coja con la isla. Que tampoco va a tener consecuencia alguna. Excepto que a los que se ofenden con su humor bárbaro o grosero les dé un síncope.