La verdadera inteligencia es una desgraciada, porque carece de creencias. No puede habitar en ninguna ideología y vaga desamparada por los páramos del escepticismo. La inteligencia es una "homeless" sin dios, ni patria, ni rey, siempre en movimiento entre un bosque de dudas.

Cuando se es sectario no se puede ser inteligente. Porque abdicar de la crítica y otorgarle a una causa, una bandera o una idea el privilegio de la verdad absoluta es una cándida estupidez. El mal de nuestra izquierda ortodoxa es el mismo sectarismo que padecen los casposos conservadores a los que se oponen. No hay tanta diferencia entre el obispo de dedos amarillentos que condena a la homosexualidad como un "vicio aberrante" y el trastornado radical que propone entrar en las iglesias y empalar a los curas en los crucifijos.

Tengo algunos amigos que han vivido en sus propias carnes la decadencia y la muerte de Venezuela. Aquel país que hoy es una ruina. Los ricos huyeron de Venezuela en cuanto Hugo Chávez empezó a mostrar sus primeros síntomas de egolatría imperial. Lo vieron venir y se fueron porque su dinero ya estaba fuera hace mucho tiempo. Entonces la revolución bolivariana empezó a destrozar a la clase media con entusiasmo. El presidente, como un Rey Midas del desastre, transformó en ruina todo lo que tocaba con las manos sucias de un gobierno incompetente, plagado de amigos militares, familiares y paniaguados. Empresas que habían funcionado se transformaron en pudrideros. Las fincas nacionalizadas dejaron de producir. Muchas empresas extranjeras fueron indemnizadas y se fueron o cerraron sus operaciones con el país por impagos o inseguridad jurídica.

El barril de petróleo seguía pagándolo todo. El iluso de Chávez soñaba con ser la reencarnación de Bolívar mientras con una mano repartía entre los pobres la cesta básica de alimentos comprados con el crudo venezolano y con la otra entregaba a Cuba millones de barriles a cambio de médicos para atender a los venezolanos modestos y de los halagos del Castrismo, una eficiente ladilla halagadora del régimen petrolero venezolano.

McDonald''s anunció que deja de vender "Big Mac" en Venezuela porque no puede abastecerse de pan. Y un tal Mauricio Valiente, de IU Madrid, hizo un chiste: que suerte, los caraqueños se librarán de la comida basura. Resulta un poco cretino, desde la comodidad de una gran capital europea, ironizar sobre la hambruna venezolana. Pero resulta mucho más penoso cuando se hace desde esa misma izquierda que no quiso ver el fracaso del comunismo soviético, aunque tuvo las pruebas delante mismo de sus narices durante décadas. ¿Cuánto tiempo seguirán defendiendo la izquierda española, contra todo sentido común, el fracasado experimento bolivariano? Hoy en Venezuela existe tanta corrupción o más que la que Chávez se encontró. Pero además el país yace postrado, sin recursos, con bolsas gigantescas de miseria, con miles de empresas cerradas, una economía rota como un muñeco de trapo y una democracia en peligro de muerte. Puestos a hacer chistes, el de IU podría hacerlo sobre el papel higiénico, imposible de conseguir en Caracas. Que Valiente, como gesto humanitario, mande el que le sobre después de limpiarse la boca.

El expresidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, aseguró que esa isla, tan suya, tan de sus entrañas, ha aportado a la hacienda regional 3.800 millones de euros más que Tenerife, en diez años. Para Bravo, Gran Canaria es la isla que más recauda y la que más necesidades tiene. Y si Gran Canaria es la isla que más paga y la que más necesidades tiene, gran parte de esos recursos deberían quedarse en Gran Canaria. Un discurso redondo. Con dos proas, como la barca de Pedro Lezcano en la que navega Antonio Morales. Es de esperar que todo el Cabildo grancanario secunde la propuesta presentada al pleno por Bravo. Y que después aprueben que en la Renta a los más ricos, los que más dinero ganan, que son los que más aportan, se les devuelva más dinero por parte de la Hacienda estatal. Y con esta nueva visión de la solidaridad y la transferencia de riqueza, damos por terminada la actuación de esta semana en el Circo de Gran Canaria.