La lengua española está presente en las calles de la ciudad polaca de Cracovia, donde decenas de miles de peregrinos españoles e hispanoamericanos asisten estos días a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), presidida por el papa Francisco en su primera visita a Polonia.

El centro de la ciudad está tomado por religiosos y jóvenes de 187 países diferentes, pero los fieles de habla hispana son los que más se hacen notar con sus banderas y cánticos y han convertido la plaza central de Cracovia en una fiesta donde el español se escucha mucho.

Belén, peregrina de Chile, aseguró a Efe que el español se oye "muchísimo, y no sólo por la gente de países en los que se habla (...) sino que todo el mundo maneja aquí el español muy bien, y ya casi es decir hola y te entienden".

Una de las claves de esta gran presencia hispana es probablemente que el papa es argentino, como reconoció a Efe una joven española, que ha llegado con un grupo mariano en un viaje interminable en autobús desde Madrid.

"Le entendemos, anima más a estar atentos a la misa, a escuchar lo que nos dice, y nos llega más el mensaje al entender lo que nos dice, es más cercano", dijo.

La organización habla de 360.000 jóvenes registrados, aunque el número podría superar el millón, dicen, ya que muchos han llegado a la ciudad polaca de manera independiente de la organización.

Alojar y atender a tantos miles de muchachos de todo el mundo ha supuesto un reto para los organizadores, que han dispuesto albergues en escuelas, seminarios, residencias de estudiantes, polideportivos o incluso en casas particulares.

"Tenemos anécdotas de personas que han cedido su habitación y se han ido al sofá, el día a día ha sido muy bonito, teníamos dos desayunos, dos comidas, se han volcado con nosotros", relató a Efe el padre Borja Macrón, de los Legionarios de Cristo, recordando los días previos pasados cerca de Cracovia con un grupo de 400 españoles llegados de Madrid, Sevilla, Valencia y Barcelona.

La mayoría de estos grupos de jóvenes se encuentran en Cracovia acompañados de religiosos que también realizan labores de catequesis durante estos días, aunque todos destacan que lo más importante es la oportunidad de convivir con los jóvenes y compartir la cercanía del papa.

"Muchas veces se dice dónde están los jóvenes, que están mal los jóvenes, pero cuando uno esta aquí parado y ve tantos jóvenes dispuestos, gritando por Cristo Rey, a uno le tiembla el corazón y piensa: caramba, tantos jóvenes así cambiarían el mundo", dijo a Efe un seminarista mexicano de Puebla.

Fiesta, bailes, cánticos y alegría, pero también oración y reflexión conforman cada jornada durante la JMJ, con espacios habilitados para rezar en silencio, alejados del tumulto.

Un día a día que incluye catequesis, misas, oración y, por supuesto, "conocer gentes de todo el mundo para hablar el idioma universal que viene siendo Dios", contó a Efe un joven peregrino mexicano.

Velando por los peregrinos, mucha policía, 20.000 agentes según las autoridades polacas, en un despliegue especial para evitar cualquier incidente, especialmente después de los ataques en Francia y la vecina Alemania.

El riesgo de ataque terrorista, del que alertó la secretaría de Estado de EEUU el pasado mes de mayo, ha hecho que algunos padres decidan que sus hijos se queden en casa y no asistan a esta JMJ.

"Yo creo que en parte mucha gente se ha abstenido a venir por el miedo, pero más allá de eso creo que la fe es lo más importante, y que mucha gente que tiene fe ha confiado en el Señor" dijo a Efe Renñe, peregrino boliviano, de Cochabamba, quien no ha dudado en asistir a la Jornada Mundial de la Juventud con su pequeño hijo.