Buenos días, sudorosos lectores: Antes que nada, decirles que entrego este artículo en las fechas que don Felipe VI está recibiendo a los representantes de los partidos políticos en el palacio de La Zarzuela.

En el anterior titulado "A mojarse todos" criticaba al inexperto, inamovible y re-calcitrante doctor "no", Pedro Sánchez, aún con la seria división en el seno del PSOE. Hoy sigue igual a pesar de las discrepancias que se hacen públicas en los medios con gente de mucho peso en el partido y en España, a los que se ha unido otro grupo en el que figuran hasta cinco exministros. Personas con sentido de Estado que han firmado un manifiesto impecable en el que exigen, a todos los candidatos, que asuman responsabilidades para evitar terceras elecciones.

Observará el avispado lector que, aunque una hora menos en Canarias, me adelanté al referirme a los encuentros en la "tercera fase". Acerté imaginándome a un rey más serio en una sala de Audiencias más oscura en la que el teniente coronel ayudante -el de los cordones dorados- era el primero en recibir a los "visitantes" para comunicarles que S. M. or-denaba que tenían que mojarse todos, empezando por él mismo. Observarán también mi exagerada ironía, pero...

Pero ya ven, saltó la liebre por la imprudencia y desfachatez del joven e inexperto Alberto Rivera. Aunque sí es cierto -y aquí viene la polémica- que por las atribuciones que concede la Constitución al monarca (Artics. 62, 63 y 64) es de sentido común que en este tercer encuentro el Rey no debería comportarse como un estafermo, sino, incluso, dar un puñetacito en la mesa. Lo de "borbonear" es otra cosa, en el día de hoy obsoleta.

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Y lo que son las cosas; hablando de secretitos, yo que siempre critiqué las primarias socialistas, ahora resulta que para la designación del seleccionador nacional de todas las "Españas" lo decide una sola persona, en vez de una votación entre los entendidos para elegir al profesional con más carisma, carácter, criterio y, por supuesto, suerte en esto de la pelota. Y no me refiero a las de fútbol, sino a las de arrodillamiento baboso de pleitesía ante el jefe o, precisamente todo lo contrario, ponerlas encima de la mesa por no estar de acuerdo.

Acuerdo hubo, ya ven, pues la elección fue al alimón entre el incombustible Villar y el marqués de Del Bosque. De lo que deduzco que España es una selva, no sé si con o sin Cataluña, que esa es otra.

*R. L y T.

( Rey León y Tarzán)