Ten-Bel fue un complejo turístico pionero en Arona. Una idea rompedora en los años 60 y 70 del siglo XX que vivió su época de esplendor en los 80. Apartamentos, piscinas, paseos, jardines, uno de los primeros centros comerciales de la Isla, bares, una sala de fiestas, instalaciones deportivas, una torre panorámica o un gran parque infantil donde se podía jugar al minigolf o dar un paseo en minitren. Un resort que surgió hace más de cinco décadas y que en la actualidad, tras años de decadencia y desidia, es un monumento al abandono, la suciedad, el vandalismo y la ocupación ilegal de apartamentos. Puestos a silabear, la verdad es que Ten-Bel da pe-na. Auténtica pena.

Prácticamente no queda nada de lo que hacía tan atractivo a Ten-Bel. Hay zonas mejor y peor cuidadas, con rincones que parecen un escenario de guerra. La estación del recordado tren, el parque o el entorno de la torre dan, literalmente, miedo.

El origen de casi todos los males de Ten-Bel está en la progresiva reconversión de este complejo de explotación turística, que llegó a tener 5.200 camas autorizadas, en una urbanización residencial de apartamentos. Nunca ha sido recibida legalmente por el Ayuntamiento de Arona. La venta masiva, durante muchos años a muy bajo precio no incluyó un compromiso por la conservación de los servicios y zonas comunes, como los jardines, el parque o los paseos. Y todo se abandonó.

Hasta el presidente del Cabildo de Tenerife, Carlos Alonso (CC), pone a Ten-Bel como ejemplo de los efectos perniciosos de la renuncia a la explotación turística a cambio del uso residencial. Un destino de éxito hace décadas ahora reducido, según palabras de Alonso, a "cadáveres de edificios".

El edil de Urbanismo de Arona, Luis García (PSOE), destaca que pese a que Ten-Bel se empezó a construir en 1963, hace ya 53 años, "aún es una urbanización privada, por lo que las administraciones públicas no pueden invertir allí".

El consistorio ha negociado con los dos propietarios mayoritarios, que deben presentar un proyecto para recuperar una zona en la que, según García, "sería necesario actuar lo antes posible".

Al margen de la iniciativa privada, el Ayuntamiento de Arona pelea para que el Gobierno de Canarias permita la aprobación de un Plan de Modernización y Mejora (PMM) de Ten-Bel y Costa del Silencio, al estilo del que se ha aprobado para el Puerto de la Cruz. A juicio de Luis García, "un PMM sería la solución ideal y, sinceramente, creemos que si hay algún lugar de Tenerife donde está justificado un PMM, ese lugar es Ten-Bel. Un espacio turístico altamente degradado en el que más del 65% del uso es residencial".

Desde el consistorio entienden que un PMM sería la mejor opción, "puesto que permitiría actuar de inmediato".

Aparte de la suciedad y el abandono, García reconoce que Ten-Bel sufre problemas de inseguridad y, especialmente, la lacra de las ocupaciones ilegales de apartamentos: "Hay muchos europeos, la mayoría belgas, que tienen allí viviendas a las que acuden unos meses al año. Estas prolongadas ausencias han provocado un alto porcentaje de ocupaciones ilegales. Y eso es un problema grave".

Se inició en 1963

Ten-Bel se ubica en la costa del mun icipio de Arona, cerca del núcleo de Las Galletas. Su nombre lleva las tres letras iniciales de la combinación Tenerife-Bélgica (Ten-Bel), por decisión del promotor belga Michel Albert Huygens, allá por el año 1963. En realidad, este complejo está formado por un conjunto de urbanizaciones que se fueron construyendo poco a poco: Carabela, Eureka, Bellavista, Géminis, Drago, Frontera, Primavera, Maravilla y Alborada (aún en explotación turística).

La época de esplendor

Ten-Bel vivió su particular época de esplendor en los años 70 y 80 del siglo XX, una época en la que llegó a contar con unas 5.200 camas turísticas, de las que hoy apenas quedan en explotación unos centenares. Alrededor del 65% de aquellos apartamentos turísticos tienen hoy un uso residencial. Los precios han caído en picado en los últimos años y muchos europeos han vendido a bajo precio sus viviendas vacacionales por el grave problema de las ocupaciones ilegales.